Convierten su hogar en albergue gratis para enfermos con cáncer

José Antonio Vindas y su esposa, convirtieron su casa en un albergue gratuito para pacientes con cáncer que vienen de zonas lejanas a recibir tratamiento al Hospital México, donde con una orden de trabajo social, pueden llevarlos y traerlos en ambulancia a diario y están a solo 8 kilómetros del centro médico.

Don José Antonio Vindas y su esposa, Ana Jiménez, decidieron hace cuatro años convertir su casa, en el hogar de todos aquellos enfermos con cáncer que vienen de zonas alejadas a recibir tratamiento médico como quimioterapia y radioterapia, a los hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social, centrándose en el México, por su cercanía geográfica.

Para mí fue impactante cuando vi por televisión hace dos años, un paciente que dormir en las bancas del hospital sin tener donde asearse, ni cómo comprar comida, mientras recibía el tratamiento de quimioterapia, así durante una semana, me dije eso no puede ser, y fui al hospital, le ofrecí venir a la casa, y así empezamos, él fue el primero de 170 pacientes que han pasado por acá”, comentó don José Antonio.

Así fue como nació el Hogar de Paso Nueva Esperanza, un albergue para enfermos de cáncer de diversas partes del país, luchadores contra el cáncer, hombres y mujeres valientes que aceptan el tratamiento con fortaleza, confiados en Dios en recuperarse y retomar sus vidas.

El albergue es una casa de tres pisos, con cómodas habitaciones para dos personas, limpias y ordenadas, gracias al arduo trabajo de doña Ana y varias voluntarias de la Renovación Carismática Católica de Mercedes Sur, quienes están comprometidas con el proyecto.

Los ojos de don José brillan al recordar a muchos de los amigos con quienes han pasado las largas terapias de 37 sesiones de tratamiento contra el cáncer, y quienes los llaman con frecuencia, pues establecieron un vínculo especial. Y las lágrimas afloran, al recordar los casos en que familiares les avisan de otros buenos amigos con quienes compartieron la mesa y han perdido la batalla contra ese mal.

Uno se encariña con ellos, aquí los chineamos, es una obra de Dios, y estamos muy complacidos de servirles. Yo me levanto a las 3:30 de la mañana y me acuesto hasta  las 10 de la noche, cuando ya los dejo comiditos, ha sido una experiencia muy linda”, comentó doña Ana.

¡Totalmente gratuito!

El servicio de alojamiento en el albergue es totalmente gratuito, no se le cobra ni al paciente, ni a los hospitales, y les ofrecen una habitación para descansar, baños con agua caliente, desayuno, almuerzo, café a media tarde y cena, además de la posibilidad de ser trasladados en ambulancia durante el tratamiento, siempre que lo soliciten a trabajo social del centro médico.

Es una obra que se sostiene de la buena voluntad de la familia de don José Antonio, y de donaciones, los miembros de la junta directiva del albergue, todos de la Renovación Carismática Católica, establecieron una cuota mensual de 20 mil colones cada uno para ayudar con el pago de servicios como agua, luz, teléfono e internet.

Personas y empresas donan víveres y recientemente, el Banco de Alimentos les está donando lo básico como arroz, frijoles, azúcar, café, detergente y papel higiénico, el resto sale del bolsillo de don José.

Yo tengo unos locales de alquiler y con eso Dios nos ayuda para cubrir los gastos de la familia y también los del Albergue, porque yo le dije al Señor, vamos a ponernos el delantal para trabajar por ésta obra en serio, y así lo estamos haciendo”, explicó satisfecho.

Piden a hospitales que informen a los pacientes

Una de las mayores preocupaciones de don José, es que aún muchos pacientes no saben de la alternativa del albergue, o piensan que es muy caro y no pueden pagarlo, y se inclinan por realizar a diario largos viajes en ambulancia hasta sus casas, en vez de quedarse a descansar en el albergue, ubicado en Mercedes Sur de Heredia, a unos 8 kilómetros del Hospital México.

Le pedimos a las trabajadoras sociales y a los médicos que les expliquen a los pacientes, sobre ésta alternativa gratuita, y es un beneficio para ellos, porque los efectos del tratamiento son fuertes, las personas están mareadas, con vómito, y solo desean descansar, pero en vez de eso, deben quedarse esperando que la ambulancia los lleve hasta Sarapiquí, Guanacaste o Puntarenas, casi viven en la ambulancia durante el tratamiento”, detalló.

Si los encargados de trabajo social de los hospitales donde los pacientes reciben la terapia, le hacen la referencia al paciente, puede quedarse en el albergue, además, le elaboran una orden de servicio de ambulancia que los traslade, lo cual resulta también en un ahorro de recursos, porque en vez de cubrir los costos de un transporte a zonas lejanas, lo reducen a 8 kilómetros, además de la comodidad para el paciente.

Si usted desea conocer más sobre el Albergue Casa de Paso Nueva Esperanza, o utilizar sus servicios, puede contactarlos al teléfono 2262-4641, o al correo electrónico: hogardepaso.nuevaesperanza@gmail.com

José Antonio Vindas y su esposa, convirtieron su casa en un albergue gratuito para pacientes con cáncer que vienen de zonas lejanas a recibir tratamiento al Hospital México, donde con una orden de trabajo social, pueden llevarlos y traerlos en ambulancia a diario y están a solo 8 kilómetros del centro médico.

 

Hilda Bermúdez y Angélica Mora son parte de las voluntarias que regalan su tiempo al albergue en las labores de cocina y aseo.
Esta es la sala común donde comparten los pacientes, sin ningún costo. El albergue tiene capacidad para 20 pacientes y diez acompañantes, cuenta con 14 habitaciones, 5 baños, cocina y el área común. Esperan pronto acondicionar un área para personas con discapacidad que requieran tratamiento.
Las habitaciones tienen dos camas y un closet, además de privacidad para los pacientes descansen en un ambiente hogareño de lunes a viernes mientras reciben el tratamiento.

“Muchos pacientes se quedan en el corazón, nos familiarizamos con ellos, lloramos con ellos. Nos parte el corazón especialmente los niños, que muchas veces convulsionan como reacción al tratamiento, en el caso de ellos o de los adultos que vienen muy malitos, les permitimos quedarse con un acompañante, y ninguno paga un cinco por estar aquí”

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