Una iniciativa que ya lleva una década en Santo Domingo de Heredia realmente impacta vidas, se trata del programa de la Pastoral Social, dedicado a atender a los más pobres entre los pobres: los indigentes.
Con el fin de alimentarlos iniciaron hace diez años de la mano de Sonia Zamora, Marielos Cordero y Carmen Merino, entre otras voluntarias, y con el apoyo del padre Freddy Chacón, un proyecto dedicado a dar de comer al hambriento, al principio llegaban personas de todas partes en busca de alimento.
Actualmente atiende únicamente a los indigentes del cantón, quienes los jueves desde temprano, llegan al salón parroquial, donde se bañan, reciben ropa limpia, desayuno, y comienzan las terapias con la sicóloga Ivannia Sánchez, enfocadas a recuperar su autoestima, retomar los valores y que vuelvan a sentirse personas, porque muchas veces por su estado, ellos mismos se invisibilizan.
Realizan talleres de pintura, o de artesanía con material reciclable, así como actividades deportivas.
Mientras en la cocina las manos voluntariosas de señoras como Luz Marina Carmona, de 80 años; Maritza Rodríguez, Rosita Amador, María Amalia Quirós, Priscila Solera, Gina Flores, Marcela Delgado, y María Isabel Sánchez, una de las pioneras, se distribuyen entre ollas y cucharones a preparar el desayuno y el almuerzo.
Pero el trabajo no inicia allí, antes todos los miembros de la Pastoral se han esforzado por conseguir víveres para preparar diarios para las familias en extrema pobreza del cantón, y para suplir el comedor de los indigentes, donde nunca falta el pan, porque una panadería se los regala cada semana.
Sembradoras de esperanza
El grupo de voluntarias se ha convertido en una familia, que siembra esperanza para los muchachos de la calle, y han visto los frutos.
“Es una gran alegría verlos recuperados, son muy cariñosos y respetuosos, es un gran éxito verlos”, detalló doña María Amelia Quirós, pionera del programa.
María Isabel Sánchez, inició hace 8 años en el grupo y afirma que muchachos ya recuperados llegan a saludarla, y ella a veces no los conoce de lo cambiados que están, hasta que le dicen que eran del comedor.
“Estoy en el lugar correcto, es una bendición poder estar aquí y uno ve los frutos, ve las bendiciones de la misericordia de Dios con hacer algo pequeño en ésta gran obra”, comentó Priscila Solera.
“Tengo un año de venir todos los jueves y se siente bien ayudar”, comentó Rita Amador, parte de ésta familia especial que trabaja por los más necesitados.
Mano a mano con camino de esperanza
Los integrantes de la Fundación Camino de Esperanza, son un apoyo vital para el trabajo de la Pastoral Social, porque mientras las voluntarias se ocupan de la cocina, ellos acompañan a los hermanos de la calle y luego les da la posibilidad de trasladarse al centro para incorporarse al programa para superar la adicción.
“Nosotros apoyamos a las pastorales sociales de la Vicaria de Heredia, incluye Los Ángeles, Santa Rosa, Santo Domingo, Heredia Central, Corazón de Jesús, el Hogar San José y también estamos en San Joaquín, somos el respaldo de la Pastoral y de allí se interna a las personas que aceptan hacerlo, son más de 12 personas las que se han rehabilitado de aquí”, comentó Ramírez, líder de los voluntarios de la Fundación.
Incluso con la ayuda de la Pastoral Social de Santo Domingo algunos de esos muchachos han iniciado los estudios mientras reciben el programa de Camino de Esperanza, por lo que realmente cambian sus vidas.