La tumba de la Niña Marisa, cuya historia está en manos de la Causa de los Santos en El Vaticano para buscar su beatificación ya fue restaurada para orgullo de los Heredianos, quienes tenemos una santa nacida en estas tierras.
Los restos de la niña Marisa descansan en un mausoleo en el cementerio municipal de Heredia, la cual se encontraba como muchas otras tumbas en pésimas condiciones debido al paso del tiempo y el poco mantenimiento, lo que había hecho que perdiera su belleza original.
La inversión para remozar el mausoleo la realizó el gobierno local, tras conocer que, José Rafael Quirós, arzobispo de San José, durante su visita al Vaticano en febrero de este año, presentó la Congregación para la Causa de Los santos la historia de María Isabel Acuña Arias, conocida como “la Niña Marisa”.
La razón para hacer la inversión municipal es sencilla, no se trata de una bóveda cualquiera, sino del lugar que podría llegar a convertirse en sitio de peregrinación para los fieles católicos, de concretarse la beatificación y posterior canonización de “la niña Marisa”.
“Ya están terminados los trabajos, quedó hermosa, recuperada, vamos a ver que va a hacer el Vaticano y la Curia con la propuesta de beatificación, ya nosotros cumplimos con la obra, y quedamos a la espera que el padre coordine con nosotros cualquier aspecto en el que podamos colaborar, como seguridad para alguna actividad, o lo que ocupen; como somos ecuménicos hay gente que no cree en eso, yo si creo. Pero hay que respetar a todos”, explicó el alcalde Heredia, José Manuel Ulate.
Se debe demostrar fehacientemente los milagros que se le atribuyen a su intercesión, para que sea elevada a los altares, convirtiéndose en la primera santa costarricense y Herediana; sin embargo, es un proceso lento y muy riguroso.
Muestra de lo lento que es, lo tenemos con el proceso de sor María Romero, cuya causa inició hace muchos años y apenas ha sido declarada beata, aún falta un paso para declararla santa.
¿Quién era la niña marisa?
María Isabel Acuña vivía en el barrio Los Ángeles, en Heredia, se recuerda como la niña, que abrazaba a los indigentes y compartía con ellos el pan y una moneda.
Nació el 5 de marzo de 1941 en San José, pero su familia se trasladó a vivir a Heredia porque tenían una panadería cerca del Mercado, fue así como Marisa se convirtió en Herediana.
Hizo la primaria en la Escuela Rafael Moya, e inició la secundaria en el Colegio María Auxiliadora, aunque murió antes de completarla: el 15 de agosto de 1954, con apenas 13 años.
A los 12 años Marisa comenzó a sufrir fuertes e inexplicables dolores de cabeza, que la hacían retorcerse del dolor, pero nunca aceptó tomar ningún medicamento, y tampoco que se quejaba, aunque el sufrimiento era evidente.
Según su biografía, la niña ofrecía esos padecimientos a Dios para que su padre cambiara y fue escuchada, ya que antes de que ella falleciera, él volvió a la iglesia, se confesó y hasta comulgaron juntos, además dejó el alcohol para siempre.
El paso de los años no ha sepultado la devoción a la Niña Marisa, y su tumba es visitada por decenas de devotos, para pedir su intercesión, muchos nunca la conocieron, pero ha llegado hasta ellos la historia de fe de la niña Herediana que ya inició el camino que podría llevarla a ser declarada santa.