Manuel Mena es un mascarero herediano, con más de 35 años de dedicarse a este arte, recuerda que inició muy joven con el propósito de que su hijo no les tuviera miedo a las máscaras, como él cuando era pequeño.
“Yo cuando estaba pequeño recuerdo que les tenía miedo, más que en Escazú siempre se celebraba todo con máscaras, cuando tronaban las bombetas yo sabía que ya venían los mantudos y corría a meterme debajo de la cama”, comentó en su taller en La Pamela en Heredia.
Sus manos ya traían el don para el arte, y se formó solo viendo cómo dos mascareros de Escazú lo hacían cuando llevó a su hijo a ver para que no les tuviera tanto temor cómo él cuando era pequeño.
“Yo estaba joven, tenía como 35 años, tal vez, cuando fuimos por primera vez donde los hermanos Amado y Luis Arias, en Escazú, ellos me preguntaron a qué me dedicaba y les dije que al dibujo, y me dijeron entonces puede dibujar en barro, eso no me sonó bien, pero ahora veo que era cierto, porque uno toma medidas para dibujar los ojos, la nariz, es como dibujar un rostro humano en papel, solo que en barro”, detalló mientras le daba forma a un diablo.
Y esa precisamente es su máscara favorita, tiene en la sala de su casa tres máscaras grandes de diablo y algunas pequeñas porque considera que es el personaje más tradicional, y sin él no hay mascarada, porque es siempre el más buscado.
Siente tristeza que este año por la pandemia no se realice la tradición celebración del Día de la Mascarada que llena de alegría a las familias, aunque no descarta que pueda “sacar” algunos niños con las máscaras que ha elaborado en estos tiempos de pandemia.
Don Manuel se caracteriza porque cada una de sus máscaras es original, la arcilla que utiliza para moldear vuelve al balde para darle forma a una nueva pieza, así que quien adquiere una de sus obras de arte sabe que no encontrará otra igual.
“No me gusta guardar moldes porque es mejor inspirarse en cada obra, además, se necesitaría muchísimo campo para guardarlas o hacerlas en otros materiales que, a mí, la verdad no me gusta, yo soy del estilo tradicional”, comentó mientras formaba la oreja del diablo.
En una máscara grande puede tardar dos semanas desde que inicia con la arcilla hasta que le da el toque final con un barniz para protegerla del sol y el agua, es un trabajo de mucho detalle, porque una vez que de sus manos sale la figura en arcilla, llega el momento de cubrirla con papel Kraft o desechos de bolsa de cemento, que -explicó- tiene el mismo calibre, lo alterna una capa de estas y otra de periódico, hasta completar siete.
“Luego se hace una textura con blanco España o fibra, normalmente lo hago al estilo tradicional con papel mache y ya con el empastado bien lijadito y se pinta. Después le paso un barniz para protegerla de la lluvia y el sol, sí se lleva su rato en tenerla lista”, agregó.
Una de las cosas que le duele a este mascarero es que se va perdiendo la tradición y cada vez son menos las personas que se interesan por aprender a hacer máscaras, por eso él está muy ilusionado con un niño vecino, que ha mostrado mucho interés en aprender y ya ha elaborado dos máscaras tipo careta, con su ayuda.
“Yo quisiera motivarlo, hacerle un homenaje, porque es muy importante que los chiquitos se interesen por aprender, sino va a llegar el momento que se pierda la tradición porque no hay quien haga máscaras, porque mis hijos, por ejemplo, saben hacer máscaras, pero no se dedican a eso”, explicó.
Don Manuel Mena fue dedicado en uno de los festivales en Heredia, y recibió un reconocimiento del Ministerio de Cultura, porque luego de 20 años de trabajar como mascarero se le considera un maestro, y él sí desea compartir sus conocimientos para que la tradición nunca se pierda.
“Antes los que sabían hacer máscaras no les gustaba enseñar, muchos hasta las tapaban para que no les copiaran, yo no, si alguien la ve y quiere hacerla igual o parecida no hay problema, yo con mucho gusto hasta les enseño, me gusta mucho enseñar, he impartido varios talleres”, detalló.
“El arte no da para vivir, no se puede, porque en realidad no es como en otros países que se apoya la cultura. Y es una lástima porque se pierde la tradición, quisiera que los que pintan, los que dibujan que intenten compren arcilla, y con 5 kilos se puede hacer una careta, para que mantengan la tradición”.
Pero si usted es de las personas que les gusta el arte y quisiera tener una máscara original puede contactarlo al teléfono 6011-0474, o visitarlo en su casa en la Urbanización La Pamela, en Heredia, a menos de 5 minutos del Hospital San Vicente de Paúl.
PINTA PIEDRAS PARA ENTRETENERSE
El arte le fluye a don Manuel, su casa es un ejemplo de ello, decorada con sus pinturas al óleo, otras con una técnica de hilos y más recientemente está pintando piedras, un amigo le llevó varios baldes con piedras de río, y casi todas las tiene listas con pequeñas obras de arte.
Para don Manuel la mejor forma de pasar el tiempo es con su pincel, o con su arcilla. A sus 67 años no le interesa la televisión, ni las redes sociales, su vida está centrada en pintar y compartir con su esposa y sus hijos.
Detalla que durante la pandemia ha elaborado muchas caretas y máscaras, porque le encanta lo que hace, lo disfruta más que nada.