La inseguridad en nuestro país está alcanzando niveles preocupantes en todas las esferas. La ola de homicidios en espacios públicos como carreteras, establecimientos gastronómicos, centros educativos, parques y plazas está impactando la convivencia, la autoconfianza y la salud mental, lo cual también está minando la capacidad de la población para relacionarse de manera segura.
El dilema radica en que, ante las potenciales amenazas, ahora se promueve estar cada vez más alerta, y esa ansiedad puede propiciar una vigilancia excesiva que conduzca a respuestas agresivas e incluso destructivas por parte de las personas.
«La protección y seguridad es una necesidad esencial para el crecimiento humano, especialmente para aquellos en pleno desarrollo. Sentirnos resguardados nos brinda tranquilidad, serenidad y paz. Cuando hay confianza, tanto a nivel personal como social, las personas tienden a comportarse de manera más amable y cordial. Nos sentimos más propensos a socializar y experimentamos seguridad en nuestras interacciones con los demás», explicó Waynner Guillén, profesor de Psicología en la Universidad Fidélitas.
El cambio de estos espacios públicos en zonas de temor afecta adversamente la sensación de seguridad básica de las personas y su necesidad de interacción. Cada vez hay un mayor recelo a la hora de salir a disfrutar, practicar deporte o simplemente compartir momentos con la familia o amigos, detalla el especialista, quien ofrece una serie de recomendaciones para quienes presencian un acto de violencia.
Durante el evento:
- Busque de inmediato un lugar seguro donde pueda resguardarse si se encuentra en medio de un acto violento o un asesinato.
- Mantenga la calma y evite cualquier situación o confrontación que pueda poner en peligro su seguridad personal o la de quienes lo rodean.
- Solo si es seguro hacerlo, llame a las autoridades policiales y de emergencia para informarles sobre lo que está ocurriendo. Evite intervenir directamente, ya que podría poner en riesgo su vida.
Después del evento:
- Es normal experimentar una amplia gama de emociones después de presenciar un acto violento. Busque apoyo emocional de amigos, familiares y profesionales de Psicología que puedan ayudarlo a procesar sus sentimientos y experiencias.
- No reprima sus emociones; expréselas de manera saludable, ya sea llorando, hablando con alguien de confianza o escribiendo en un diario.
- Intente volver a la rutina diaria, esto puede ayudar a recuperar un sentido de normalidad y estabilidad.
- Considere la posibilidad de recibir terapia o participar en grupos de apoyo para víctimas de traumas, donde pueda encontrar el apoyo necesario para superar este difícil momento.
- Evite la sobreexposición a las noticias y cobertura mediática del evento violento, ya que esto puede aumentar el estrés y la ansiedad.
- Dedique tiempo a practicar técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación o el yoga para ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.
“Cuidar nuestra salud mental nos permite enfrentar los desafíos de la vida de manera más efectiva, tomar decisiones informadas y disfrutar de una mayor calidad de vida. Es esencial destinar tiempo y recursos a la promoción, prevención y tratamiento de los trastornos mentales, así como a fomentar un entorno comprensivo y de apoyo que promueva el bienestar para todos” destacó el docente de Fidélitas.