Cuando hay un ambiente tóxico en una empresa, este se suele transmitir rápidamente a los empleados creando una cultura contagiosa, razón por la cual es importante analizar en qué medida está uno formando parte de ese ambiente, cuánto está impactando su bienestar y si se está dispuesto a permanecer en él.
Hay que tener claro que un ambiente laboral tóxico se nutre de muchos factores, entre ellos: chismes, pleitos, acoso, gritos, malos tratos, jefaturas que no valoran el trabajo o que no escuchan a sus subalternos, por el contrario participan y festejan las habladurías y no saben comunicar.
Además, cuando las personas no saben lidiar con sus problemas personales o familiares también traen una mala actitud al trabajo, provocando un ambiente hostil a su alrededor y por ende, un ambiente tóxico.
Por otra parte, la poca capacidad de manejar a los subalternos con un liderazgo acertado, convierte a las jefaturas en muchas ocasiones en los iniciadores de los ambientes laborales inadecuados, ya que no son capaces de motivar a sus colaboradores, no reconocen sus méritos, no hay espacios de motivación, por el contrario, tienden a degradarlos.
Otros aspectos que afectan el ambiente laboral son: las preferencias por algunos subalternos y los grupitos o burbujas discriminatorias que menosprecian y chotean a los demás de manera abierta.
Lamentablemente, también en el mundo laboral hay jefes y colaboradores que evaden su responsabilidad, son irrespetuosos, soeces, bromistas, incapaces de reconocer el mérito; por el contrario, menoscaban la autoestima del trabajador.
“Hay que entender que en la vida cotidiana podemos estar rodeados por espacios o personas que resultan tóxicas. Recordemos que hay individuos con diferentes personalidades, diversas historias de vida y variedad de problemas que no siempre hacen clic con uno, pero también hay momentos donde ciertas personas, aunque sean buena gente, a veces no son aptas para uno en un justo momento, razón por la cual se genera un corto circuito que hay que identificar a tiempo”, explicó Álvaro Solano, director de Psicología de Universidad Fidélitas.
¿Qué hacer entonces?
- Utilice su inteligencia emocional para interactuar con los compañeros.
- Procure usar una buena comunicación y ser asertivo con los demás.
- Sea respetuoso siempre y exija que les respeten.
- Entienda que todas las personas son diferentes. Se nace con un temperamento y por tanto, en la vida se es más afín con unos y un poco más lejano con otros y hay otras con las que no se hace clic.
- Blíndese contra el chisme.
- Huya siempre de conversaciones tóxicas entre compañeros.
- No repita patrones de comportamientos negativos.
- Evite llevar asuntos de su vida personal o familiar a los vínculos establecidos en el trabajo, recuerde que las amistades son relativas y que no es bueno contarlo todo.
- Elija personas positivas para compartir.
- Ante ambientes poco constructivos en el plano laboral, es positivo marcar distancias y poner límites
- Sepa de qué manera puede interactuar con cada uno en función de su personalidad y la de ellos, pues hay personas que no se dan cuenta de cuán negativas pueden ser con los demás.
- Valore qué tanto está impactando su trabajo en su salud y calidad de vida y tome decisiones correctivas antes de que sea demasiado tarde.
- Si hay un departamento de recursos humanos, trate de hacerle llegar sugerencias para mejorar el ambiente.
- No le dé tanta mente a lo negativo del trabajo. Busque diferentes formas de entretenimiento para compensar y alimentar el espíritu.
Ahora bien, si no hay forma de lidiar con un ambiente laboral tóxico y este está haciendo meya en su calidad de vida, procure buscar la ruta de salida aplicando para un nuevo empleo.