Vivimos algunos pequeños efectos del cambio climático y estamos desbordados; no nos explicamos por qué ahora hay tanto cáncer de piel; por qué falta el agua potable; por qué los ríos están secos; por qué hay tantos accidentes; por qué hay derrumbes, por citar algunos ejemplos de nuestros alrededores…
Sin embargo, evaluemos qué acciones hacemos en nuestros hogares y a nivel personal ¿cómo respetamos a la naturaleza, cuánto hemos abusado de los recursos, qué tareas hemos dejado de hacer, para no contribuir con la presión que experimenta la naturaleza?.
Los pequeños cambios ayudan a transformar nuestras familias y las comunidades, existen muchos dirigentes, instituciones y programas ambientales que nos pueden dar la mano para organizar el plan de acción personal y el de nuestros barrios, centros educativos o lugares de trabajo.
A nivel mundial, reunidos en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y desde la Sede del Vaticano se escucha el clamor a la acción inmediata, para no destruir lo que la humanidad ha construido desde la antigüedad y para preservar los recursos naturales que contiene el planeta Tierra, sin olvidar a las poblaciones desprotegidas, que viven al margen y no tienen acceso a agua, vestido, educación, protección y condiciones básicas de vida.
A menos de 8 años de alcanzar las metas que los países se han planteado en la Agenda 2030, Costa Rica todavía tiene oportunidad y capacidad para cumplir las 17 promesas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde se busca lograr la prosperidad económica, la integridad del ambiente y la equidad social.
Nuestro país vive un punto de inflexión en su historia, esto nos plantea desafíos y nos llama a trabajar de forma acelerada y conjunta para lograr transformaciones sustantivas hacia la sostenibilidad de los seres vivos de nuestra Nación.
Asimismo, la meta 2030 del desarrollo implica no dejar a nadie atrás y eso requiere tomar decisiones impostergables para erradicar la pobreza y contrarrestar el crecimiento de las desigualdades sociales, económicas, y territoriales. Es por ello, que la visión de desarrollo debe evolucionar para asegurar el bienestar de quienes han estado al margen, han sido excluidos o no han tenido participación plena en todos los aspectos de vida en sociedad.
Se plantea que el nuevo modelo de desarrollo sostenible para las naciones debe estar basado en una economía descarbonizada, innovadora, competitiva e inclusiva, orientada a generar mejores fuentes de trabajo, a reducir la informalidad y liderar el camino hacia una prosperidad compartida en armonía con la naturaleza.
Construir el futuro que queremos implica tener la audacia para reducir, mitigar o enfrentar los riesgos derivados de los efectos de la crisis climática, las incertidumbres y los fenómenos del contexto global. La resiliencia es una condición indispensable para brindar seguridad y garantizar el derecho de todos a un ambiente sano.
La Encíclica Laudato Si del Papa Francisco del año 2015 señala en su Numeral 139 que “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”.
En esta Encíclica se llama la atención de los temas que representan una problemática mundial: contaminación y cambio climático, agua, pérdida de la biodiversidad, deterioro de la calidad de vida humana y la degradación social.
Estamos llamados a participar en nueva agenda de vida, que consiste en un plan de acción para poder impulsar sociedades pacíficas, justas e inclusivas donde se exigirá la participación de todos, con el fin de garantizar el desarrollo sostenible de nuestro planeta.
Por naturaleza somos contadores de historias. Ayudemos a cambiar el mundo, cuidemos las áreas comunes de nuestros barrios y desde Heredia Hoy, en coordinación con los programas de Laudato Si podemos convertirnos en recolectores de historias de los cambios positivos que hacemos para rescatar a las personas que viven al margen y que apoyan a otros en el cuido del ambiente que les rodea.