En el artículo trasanterior comentamos el origen de la ciudad de Heredia en Lagunilla de El Barreal en 1706, recordamos cómo en 1711 o a más tardar en 1712, el asentamiento se trasladó a Cubujuquí, con la intención de iniciar un poblado debidamente establecido, en cumplimiento de la orden del Obispo de Nicaragua y Costa Rica Fray Juan Benito Garret y Arlovi O.Praem. (1708-1716) en su visita pastoral de 1711, desde el inicio contando con el patronazgo de la Inmaculada Concepción, y que es el asentamiento que da origen a lo que hoy es la ciudad y la Parroquia de Heredia.
Varias personas que viven en lo que hoy conocemos como Cubujuquí, comentaron que se sentían alegres por vivir en el lugar que dio origen a la ciudad de Heredia. Pero hay que decir que la actual Cubujuquí, al costado oeste del Estadio Eladio Rosabal Cordero, no corresponde al lugar original; pues hasta no hace mucho era aún zona de frondosos cafetales que, en la década de 1960, comenzó a ser poblada con los proyectos habitacionales del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (I.N.V.U.), y que, con muy buen tino, se quiso utilizar la antigua nomenclatura de Cubujuquí para recuperar ese antiguo nombre.
El Cubujuquí del siglo XVIII, al que nos referimos anteriormente, se trata del lugar donde actualmente está La Parroquia, el Parque Central, el Fortín, el Palacio Municipal y sus alrededores que, desde 1711 o 1712, se conoció como la Villa de la Inmaculada Concepción de Cubujuquí del Valle de Barva.
El término Cubujuquí es de origen indígena huetar, que Mons. Bernardo Augusto Thiel Hoffman C.M. (1880-1901) explica que significa “lugar donde se halla la casa de Cubuj”, que se trataba de un cacique de la zona.
El libro #1 de Bautismos de la Parroquia de Heredia comienza mencionando literalmente la “Ayuda de Parroquia de Cubujuquí de El Valle de Barba”, es abierto por el P. Juan Antonio de Moya el 14 de julio de 1720. La primera partida de bautismo es del 28 de julio de 1720. Una “ayuda de Parroquia” correspondería aproximadamente a lo que hoy conocemos como una “Cuasi Parroquia” o un “Centro Animación Pastoral” o una “Rectoría”, contando con sacerdote y libros sacramentales propios, pero siempre dependiente de una Parroquia, en nuestro caso de la de Cartago.
Antes del P. de Moya, fueron primero el P. Francisco Rivas Velasco y luego el P. Manuel López Conejo, quienes animaron y acompañaron el traslado del Virilla o de Alvirilla a Cubujuquí, edificando para ello una primera iglesia pajiza en el lugar. Por ello, para Mons. Thiel, estos dos sacerdotes deben ser considerados como los fundadores y primeros administradores de Heredia. El P. Juan Antonio de Moya, entre 1720 y 1722, trabajó fuertemente para edificar una iglesia más estable y decorosa, construida de adobes en la esquina noroeste de la manzana del templo actual, siendo ésta la segunda iglesia del lugar.
La jurisdicción eclesiástica de la población de Cubujuquí estaba comprendida entre el río Virilla y los Montes del Aguacate, limitando con Cartago y con Esparza. Fue erigida en Parroquia el 19 de julio de 1734 –la tercera de la entonces Provincia de Costa Rica, luego de las mencionadas Cartago y Esparza–, siempre con el patronazgo de “Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción” o simplemente “Nuestra Señora de la Concepción” de Cubujuquí, como dicen los documentos, que al menos desde 1722 comienzan a hablar de la “Villa de la Inmaculada Concepción de Cubujuquí”.
En 1751, para la visita pastoral del Obispo Pedro Agustín Morel de Santa Cruz y Lora (1749-1753), la población de Cubujuquí se componía de 24 casas y Cabildo de teja, 69 casas de paja que formaban cuatro calles de este a oeste y cinco de norte a sur; su territorio se extendía a cinco leguas de longitud y tres de latitud. En esta distancia había 57 casas de teja y 337 de paja. Las familias se reducían a 496 y las personas a 3116 de todas las edades, a excepción de indígenas, porque no los había.
La antigua iglesia concluida por el P. de Moya en 1722, que tenía 60 varas de fondo por 14 de ancho, se encontraba en 1760 en muy mal estado. Con el esfuerzo de los vecinos se reconstruyó otra iglesia en el mismo sitio, aunque ahora en el centro de la cuadra, con capacidad de 65 varas de largo por 20 y media de ancho, sobre bases de piedra y pilares de cedro, con paredes de adobes y el techo de buena madera, para cuya construcción contribuyeron los sacerdotes P. Juan Pomar de Burgos y P. Juan Bautista Pérez de Cote y los señores Ventura Sáenz de Bonilla, Alonso de Porras, Manuel Zamora, Isidro González, entre otros. Es la tercera iglesia en construirse en el mismo sitio.
Luego de múltiples intentos, el 1° de junio de 1763, la Audiencia de Guatemala aprobó el título de Villa, por lo que ahora el poblado se llama oficialmente “Villa de la Inmaculada Concepción de Cubujuquí de Heredia”, este último nombre en honor del Presidente de la Audiencia (1761-1765), don Alonso Fernández de Heredia (+1772), que concedió el título. Por el incumplimiento de sus obligaciones, en febrero de 1780, se les privó de las prerrogativas de tal título; pero los heredianos siguieron dando a Heredia el título de Villa. Así, se le llamó a Heredia “Villa Vieja”, a San José “Villa Nueva” –pues fue fundado en 1737– y a Alajuela “Villa Hermosa” –fundada en 1782–, ninguna de las dos tampoco con autorización oficial para llevar el título.
A finales del siglo XVIII los habitantes de “Villa Vieja” se interesaron por edificar una nueva iglesia parroquial, ya que la que había no tenía la capacidad suficiente. La iglesia, que es la cuarta y actual, se empezó a construir el 31 de octubre de 1797, a la cual prestó gran interés para su edificación el P. Félix de Alvarado, entonces cura de la Parroquia. Se edificó hacia el sur de la cuadra, y no en el centro, pues durante su construcción, se mantuvo en uso la anterior edificación de 1760.
En el año 1803 informa el Gobernador don Tomás de Acosta (1796-1809) que en la población de Villa Vieja se “está haciendo una parroquia de cal y canto, de regular arquitectura y suficiente magnitud que promete considerable duración, y todo a expensas y beneplácito de los vecinos”. La actual iglesia, aunque se comenzó a utilizar desde años antes, ya estaba debidamente concluida entre 1820 y 1821 –este año 2020 y el próximo 2021 está cumpliendo los 200 años–; pues sabemos que, luego del terremoto del 7 de mayo de 1822, se le añadieron los contrafuertes de los lados. El P. Jorge Eduardo Calvo Robles (1980) coincide al decir: “de ello se desprende que, al alborear la Independencia, estaba recién terminado el sagrado recinto, pero no se conoce fecha en que fuese realmente terminado”.
El 11 de noviembre de 1824, durante el gobierno provisorio del primer Jefe de Estado Juan Mora Fernández (1824-1825), el Congreso Constituyente de Costa Rica le concedió a la Villa de Heredia el título de “ciudad”. El 10 de enero de 1825 la Municipalidad de Heredia declara patrona oficial a la Pura y Limpia Concepción de María y, para celebrarlo, el 26 de setiembre de 1825 se entroniza la imagen de la Inmaculada Concepción en la Sala Capitular de la Municipalidad. La imagen es obra del escultor José Arguedas.
Al verse fuertemente afectada por el terremoto del 18 de marzo de 1851, hubo que demoler la fachada original de la Parroquia que estaba en línea recta con las torres. Los trabajos de reconstrucción iniciaron el 6 de marzo de 1855, con planos elaborados por el arquitecto Francisco Kurtze, Director de Obras Públicas; se vieron interrumpidos por la Campaña Nacional de los años 1855 y 1856, y fueron concluidos alrededor de 1861. La redecoración interna se realizó posteriormente entre 1878 y 1879.
La iglesia parroquial fue bendecida el 1° de febrero de 1879, por el Administrador Apostólico, Mons. Luis Bruschetti (1877-1880) y él mismo la consagró el 18 de marzo de 1880.
En la primera parte del siglo XX la iglesia fue objeto del embellecimiento interno. El 31 de mayo de 1963 la Parroquia fue declarada Monumento Nacional, para celebrar los 200 años de la obtención del título de Villa y la asunción del nombre de Heredia, el 1° de junio siguiente. En la década de 1980 se remodelaron y reforzaron los techos con láminas de zinc bajo las tejas. En la década del 2000 tuvo lugar la readecuación del acabado externo e interno de las paredes.
De nuevo, como en 1851, la iglesia parroquial se vio fuertemente afectada ahora por el terremoto de Cinchona del 8 de enero del 2009.
Por lo que se emprendió la tarea de restauración en tres etapas. La primera, en el año 2014, con la instalación eléctrica y la iluminación interna totalmente nuevas, con una inversión de 142 millones de colones. La segunda, como la de 1855, ahora entre el 25 de junio del 2018 y 26 de diciembre del 2019, con el reforzamiento estructural total de la estructura y la corrección de los conductos pluviales, con una inversión de 450 millones de colones –ambos montos aportados por el Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, por mediación de algunos diputados de Heredia–.
Estando aún pendiente la tercera etapa en su aspecto arquitectónico, que como en 1878 y 1879, espera ser realizado para que las generaciones actuales sigamos conservando el legado de nuestros antepasados en La Parroquia de la antigua Cubujuquí.