El Fenómeno del Niño y otras situaciones ambientales generadas por la crisis climática están afectando la producción agrícola y pecuaria en Costa Rica, las micro, pequeñas y medianas empresas son las que más recienten el impacto económico ante la perdida parcial o total de su producción.
Consciente del desafío que esta situación representa para el sector productivo de nuestro país, el Consejo Rector del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD), aprobó la activación del Programa de Atención del Primer Impacto con el fin de prevenir/mitigar los efectos de las condiciones climáticas en el sector agrícola, ganadero, silvícola, pesquero y acuícola de nuestro país.
El Banco Nacional es uno de los principales operadores financieros que estará impulsando este Programa con ¢2.000 millones del Fondo de Crédito para el Desarrollo, orientado a financiamiento para microcrédito. Los recursos estarán listos para finales del mes de julio.
Las condiciones paras las MIPYMES son muy favorables y están orientadas al acompañamiento empresarial para promover la productividad y la reactivación económica a través de los recursos destinados.
“Las micro, pequeñas y medianas empresas tienen un peso importante en nuestra economía, debemos impulsarlas para que no se detengan por los efectos climáticos, es por esos que instamos a los operadores financieros a disponer de esos recursos para que puedan ofrecer créditos en condiciones muy favorables”, indicó Francisco Gamboa, Presidente del Consejo Rector del SBD y Ministro de Economía, Industria y Comercio.
Otras acciones de mitigación climática.
La temperatura en el país incrementa y los patrones de lluvias cambian de forma significativa, esto afecta la agricultura y disponibilidad del agua. En el 2016 el Huracán Otto generó pérdidas al país por más de ¢30.000 millones en el sector agrícola, según estimaciones del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Para mitigar esa situación, el BN dispone de un Marco de Gestión de Riesgo ASG (ambiental, social y de gobierno corporativo) y de una Metodología de Pruebas de Estrés por Riesgo Climático, cuyos resultados se incluyeron como un escenario adicional en las pruebas de resistencia regulatorias BUST (Bottom-Up Stress Test) que anualmente lleva a cabo la SUGEF.
“La gestión proactiva del Banco en este tema nos permite anticipar y cuantificar el impacto de los eventos climáticos que afectan nuestra cartera crediticia, y al mismo tiempo continuamos con el resguardo de la solvencia económica que nos caracteriza” señaló Kattia Ramírez González, subgerente General de Riesgo y Crédito del Banco Nacional.
Esto permite identificar los sectores y zonas más vulnerables a los riesgos climáticos y valorar los que pueden generar deterioros en las garantías que respaldan los créditos. Además, permite visualizar la afectación en los ingresos o gastos de los deudores y su impacto en la capacidad de atención de sus compromisos financieros.