ORIGEN DE LAS TRADICIONES PARA CERRAR EL AÑO

La celebración del Año Nuevo tiene raíces antiguas y diversas en culturas de todo el mundo. A lo largo de la historia, diversas civilizaciones han marcado el cambio de año de diferentes maneras. Las formas de celebrar varían, pero el concepto general de comenzar un nuevo ciclo y renovar la esperanza es común en muchas tradiciones.

Así por ejemplo, en Babilonia, antigua ciudad de Mesopotamia, alrededor del año 2000 a.C., se realizaba el Akitu –del que se considera fue la primera celebración de Año Nuevo-, un festival religioso vinculado a eventos agrícolas que marcaba la renovación anual y el renacimiento del mundo natural. Los babilonios creían que gracias a los dioses el mundo se limpiaba simbólicamente y quedaba listo para el regreso de la primavera.

En Egipto Antiguo, el Año Nuevo estaba asociado con la crecida anual del Nilo, que era determinante para la agricultura y coincidía con la aparición de la estrella Sirio en el horizonte.

Citan datos históricos que en la antigua Roma las celebraciones del Año Nuevo estaban inicialmente ligadas al equinoccio de primavera en marzo. Sin embargo, en el año 45 a.C., el emperador Julio César introdujo el calendario juliano, que estableció el 1 de enero como el primer día del año para alinear mejor el calendario con el ciclo solar, y para hacer honor a Jano, el dios romano del cambio y los comienzos, de cuyo nombre se derivó la palabra enero.

Del uso de fuegos artificiales se señala que tuvo sus raíces en antiguas creencias que señalaban que su ruido y brillo ayudaban a alejar a los malos espíritus y a purificar el ambiente para el nuevo año. Además, en algunas culturas, su sonido simboliza la expulsión de lo negativo y la bienvenida a lo positivo.

Se dice que la costumbre de comer las 12 doce uvas a medianoche tiene sus orígenes en España. La historia más conocida indica que su origen se remonta a 1909 cuando, luego de que unos viticultores de Alicante tuvieron un exceso de producción y optaron por vender los excedentes como “uvas de la suerte” en racimos de 12 unidades, simbolizando los 12 meses del año. La tradición señala que se debe comer una por cada campanada del reloj, con el deseo de tener buena fortuna en el año venidero.

Brindar con champaña a la medianoche de Año Nuevo es otra de las tradiciones que sigue vigente. Se dice que tiene sus raíces en la antigua Roma, donde se solía realizar un brindis para asegurar la buena fortuna, para sellar juramentos de amistad y asegurar el amor de una persona.

Según algunas teorías, vestir prendas de determinado color, como el rojo, fue una práctica que tuvo su origen en la Edad Media, cuando la iglesia prohibía el uso de atuendos de este color, especialmente a las personas de clase baja, pues se le relacionaba con la brujería. Como no estaba permitido vestirlas a la vista, las personas empezaron a usarlas en la ropa interior.

Al pasar de los años, la práctica se fue popularizando y adaptando en diversas culturas con distintos colores a los que se les han atribuido distintos significados y simbolismos. Así, por ejemplo, en Costa Rica se suelen usar las prendas de color amarillo para atraer el dinero y la buena suerte; en Argentina, el rosa es el color para tener un buen futuro; en México, además del amarillo para la suerte, también se usa el rojo para atraer el amor. En Filipinas, las prendas con lunares se usan como augurio para atraer el dinero y la prosperidad.

Tomado de Radio Nacional Colombia

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