La comunidad de San Pablo de Heredia trabaja unida para ayudar a quienes menos tienen gracias a una iniciativa que nace en el 2005 y en tiempos de pandemia y aislamiento social, lejos de olvidarlos, aumentaron el compromiso para llegar a la población en condición de calle, personas en tugurios o pobreza extrema, para llevarles los alimentos día con día.
Hablamos de la Asociación San Ludovico Pavoni, que opera un comedor para los más pobres, con el respaldo de la comunidad en general, la Municipalidad de San Pablo y el Banco de Alimentos que organizan campañas para recoger víveres.
Los voluntarios se dividen por días para ir al comedor a preparan la comida y otros a repartirla entre cafetales, parques y tugurios, de manera que la población en condición de calle no se quede sin comer.
Actualmente la Asociación es presidida por Rodolfo Acosta, y cuenta entre sus colaboradores con la diputa Aracelly Salas, el exdiputado Sergio Salazar, el alcalde Bernardo Porras, el Dr. José Fernando Méndez, presidente del Consejo Municipal, el párroco Ronald Sáenz, entre muchos otros distinguidos hombres y mujeres del cantón y un grupo de 30 servidores, comprometidos con esta obra, donde se combinan profesionales, amas de casa, estudiantes, todos con el objetivo común de servir.
Unos aportan recursos, otras ideas y otros sus manos para preparar día a día los alimentos que llegarán a dar sabor al día de quienes duermen en las calles, cafetales o esquinas y esperan con ansias un plato de comida caliente hecha con amor para ellos.
¿CÓMO NACE?
La educadora y evangelizadora Rosario Parrales Murillo, junto con el productor de radio y cantautor católico Rodolfo Acosta Chacón y la estudiante Lucía Zúñiga Chinchilla, comprometida con las causas sociales, la comunidad de Formación y Evangelización llamada San Pablo Apóstol, en el 2005.
El propósito era llevar el evangelio de una forma integral a todo el país, conocidos como pioneros por su forma de transmitir un mensaje renovador, alegre, vivo y de cambio para muchos.
Tres años doña Rosario Parrales quiere ir más allá, y crear una obra social, así nace el comedor para niños de escasos recursos, con la guía del padre Walter Arce. La respuesta fue tal, que en vez de abrir un día a la semana decidieron abrir cuatro días, y así se ha mantenido.
“Luego de orar y discernir llegó a nuestras manos por medio de un servidor, una reliquia del Beato -en ese momento- Ludovico Pavoni, desconocido para todos pero totalmente en el lugar preciso e identificado con las obras sociales, precursor de San Juan Bosco y evocado en ayudar a los niños desolados sin hogar, deambulantes y muchas veces perdidos en vicios y otras malas costumbres de su época, después de estudiar su bibliografía nos dimos cuenta que era nuestra respuesta al nombre para el comedor”, explicó José Fred Masis.
Con los años la obra del comedor se fue ampliando, ya que no eran solo niños los que llegaban a tocar la puerta en busca de alimento, y el padre Walter Arce fue claro en decirle al grupo “si llegan es porque necesitan” y “no se le puede negar el plato de comida a nadie”, recuerda don José Fred.
Fue así que, en el 2016, después de la canonización de San Ludovico Pavoni, el comedor atiende formalmente a todos las personas en condición de calle, o quien necesite un plato de comida.
Para el 2018 el proyecto de voluntariado se convierte en la Asociación San Ludovico Pavoni ASOSANLUPA, compuesta por 16 miembros respetables y su junta directiva,
“Deseamos crear el primer Centro Dormitorio en San Pablo de Heredia, para personas en situación de calle, obedeciendo al programa de reducción de daños del IMAS, donde se pretende que estas personas estén en un lugar seguro, donde recobren su dignidad de personas, se sientan amadas y crean en ellas mismas y por supuesto estén durante varias horas alejadas de las calles”, detalló al compartir las nuevas iniciativas hacia dónde camina la Asociación.
Aún les duele la muerte de Pablo Sosa uno de los habitantes de la calle que esperaba este dormitorio, y por eso la meta es concretarlo antes de perder a otro más.
“Lamentablemente hace un año perdimos a un soñador de este proyecto, a un hermano de la calle que vivía con la esperanza de llegar a ocupar una cama limpia, con sus pijamas, con su baño, su cena y desayuno. Pablo Sosa Cruz, muere producto de los riesgos que la calle tiene en combinación con los vicios, Pablito Dios te tenga en su Gloria”, aseveró.