Editorial herediana celebra 43 años de transmitir cultura

Betania Artavia
Prensaherediahoy@gmail.com

Marybel Soto Ramírez, directora de EUNA compartió el trabajo que realiza la editorial que celebra su 43 aniversario con 230 títulos en circulación, caminando hacia el audiolibro y la consolidación de plataformas digitales.

La Editorial de la Universidad Nacional es uno de los grandes tesoros con que cuenta la comunidad nacional y la Herediana en especial, para conservar y promover el conocimiento, no solo lo que se genera en las aulas universitarias, sino también en las calles, por ello, abren un espacio del del 2 de mayo al 30 de julio para recibir propuestas de los ciudadanos de obras a incluir para las publicaciones del próximo año.

El libro Abejón sin norte, de Luis Eduardo Villalobos, profesor de filosofía quien por muchos años impartió clases en el Liceo Samuel Sáez, es una de esas muchas obras que llevan el sello EUNA y son fruto de la propuesta de la comunidad.

Así lo detalló su directora Marybel Soto Ramírez, durante un recuento por la historia de EUNA, que actualmente tiene 230 títulos en circulación, y ofrece precios especiales para el público en su librería ubicada en la entrada principal de la Universidad Nacional.

 

¿Cómo nace la EUNA?

La Editorial empezó a funcionar en el 76, en su momento dos personas que son claves en esta propuesta: Antidio Cabal, como director editor, así se le decía en ese momento y lo acompañó don Faustino Chamorro, quien aún vive, un latinista perfecto. Y según el rastreo que se hizo el primer libro que se publicó con sello de EUNA fue Inscripciones Latinas y estamos por sacar reimpresión conmemorativa.

 

¿Qué caracteriza a la EUNA?

Hemos recorrido muchísimo camino, la lucha por tener presupuesto y ver cómo se gestionaban las publicaciones siempre estuvo presente, ventajosamente el concejo universitario que es la instancia a la cual se adscribe el concejo de la EUNA nos dota de un presupuesto establece, siempre vinculado a la divulgación y promoción del quehacer científico, académico universitario, en todas las ramas del conocimiento en las ciencias, humanidades, ciencias sociales, cultura y a partir de ahí tenemos proyectos innovadores, por ejemplo un catálogo digital de semillas y cortezas de árboles que está alojado en la plataforma de la Editorial pero puede tener acceso por medio de la tableta, teléfono computadora y lo hicieron los compañeros del Herbario en Palo Verde.

Son cosas innovadoras porque se llevan adelante con ese sentido de que el conocimiento lo construimos entre todos y, por tanto, debe circular. Esa es una de las improntas que tiene la universidad, el acceso abierto. Muchos de los libros que producimos se suben a la plataforma como PDF o libro electrónico disponible en forma gratuita. Y los que son impresos circulan con gran subsidio, no está pensado comercialmente sino para que la gente tenga acceso. Tenemos, además, descuentos para estudiantes con carné, incluso para estudiantes de colegio que se identifiquen y nosotros le damos el descuento porque lo que se quiere es que el libro circule.

 

¿Cómo fue el arranque?

Fue muy difícil, no estaba en esa época, pero soy estudiosa del pensamiento histórico y el rastreo que se puede hacer en las actas es muy interesante porque, a pesar de que, como el resto de la Universidad hubo mucha penuria en términos presupuestarios, se tenía una gran claridad de cómo organizar el trabajo de la editorial. El hecho que desde el inicio se pensara en un concejo editorial con autonomía para las decisiones plenamente editoriales, eso consolida tempranamente a la editorial, y esto de repente a nosotros nos puede parecer casi como una verdad de perogrullo, pero nosotros participamos con el resto de Centroamérica en Ceduca, el hijo de Educa el sello editorial centroamericano que hizo circular en libro en la región y es interesante ver cómo muchas de las editoriales hermanas se depende de la rectoría o a una vicerrectoría de investigación dónde se dice que se publica y que no.

Al inicio se veía como conseguir dinero, pasaba una vicerrectoría, la forma de producción se hacía cofinanciado por las mismas escuelas que presentaban el material y las Escuelas participaban en esa búsqueda de recursos. Fueron épocas duras.

Pero aparte de la cuestión económica, igual se arranca con la producción de revistas, las académicas de la Universidad. Se inaugura con una que es icónica porque pone a Costa Rica en el mapa mundial: Repertorio Latinoamericano que cumple en octubre los 100 años de su primera edición con grandes intelectuales como Joaquín García Monge, esa camarilla de hombres y mujeres brillantes que forjaron la Escuela Normal. Y a la fecha se sigue publicando y es de las primeras revistas a publicar por la Editorial junto con la de Ciencias Geográficas de América Central y la Revista Letras, desde entonces han ido creciendo y multiplicándose según las disciplinas. Actualmente hay 22 revistas académicas que se publican en impreso y digital en diversos formatos.

 

¿Cuál es el propósito inicial?

La parte más importante es cómo hacer circular la producción académica, pero nunca se dejó de lado que es una empresa cultural. Hubo títulos publicados de personas que no estaban relacionados directamente o trabajando con la Universidad pero que efectivamente sí tenían su renombre. Ese consejo editorial inicial tenía personas tan extraordinarias como Jorge Charpantier poeta, fue también presidente del sistema de estudios de postgrado, un Luis Diego Gómez Puñetaro muy joven entonces, científico extraordinario director de la estación biológica Las Cruces, especialista en helechos uno de los creadores del INbio y así gente de muchísimo conocimiento, de gran talante intelectual y muy diverso. Se tenía un representante de la comunidad nacional, no solo académicos participaban en el consejo. Con recursos escasos, la selección también era difícil porque había que equilibrar.

 

¿Sigue siendo difícil?

Si el sello editorial que es nuestro emblema simboliza las ventanas de la casa de la cultura, además era la misma baranda que circundaba la Universidad que era herencia de la Escuela Normal Superior y el centro es una pluma. Llevarlo significa que esa obra ha pasado por el proceso de revisión dictamen y aprobación del consejo editorial, es un sello de calidad, identifica la producción de la Universidad.

Sigue siendo difícil porque hay un procedimiento que cumplir y hay línea editorial. No publicamos cuestiones de Nueva Era, no de aquí sino externo sobre ovnis porque nos llegan cosas internacionales, ese tipo de literatura no es lo que la prensa universitaria publica, pero sí ensayos o estudios fruto de estudios académicos y también creación literaria tenemos cuentos, poesía, literatura infantil, con la salvedad que siempre pasa por este proceso de revisión. La persona debe presentar ante el consejo su producción y solicitar que sea dictaminada. El consejo recibe el material se hace una primera revisión por el consejo. Y a partir de ahí se decide enviar a dictamen externo por pares ciegos, esto significa que la persona a quien se le encomienda el dictamen del libro no conoce al autor, se trata de tener ese resguardo para que den una visión muy objetiva.

Con esa documentación se vuelve a analizar su importancia y el impacto para la comunidad, por el asunto de los recursos que debemos cuidar. Hay dos criterios: que sea sumamente especializado, aunque por su especialización no todo el mundo lo podrá accesar si aporta al conocimiento sí se acoge. El otro criterio es que sea un libro que por sus características nos permite una gran amplitud para que no solo lo académicos sino el público en general pueda accesarlo, sí se acoge.

¿Cuánto tiempo se tarda en la aprobación?

Trabajamos con un año de antelación la producción. Una vez que el material es acogido se acoge para el plan editorial del año siguiente. Lo que recibimos este año es para el plan del 2020. El primer paso es enviar la solicitud al correo de la editorial o en la página de la editorial donde están todos los requisitos. Se pide una copia en físico y la copia en digital y la carta de solicitud.

A veces se cree que solo se publica lo de la Universidad, pero no es así, también de la comunidad y llegan propuestas de acá de Heredia, del país en general y de otras partes del mundo.

¿Les ha afectado el cambio tecnológico, porque las personas ahora también buscan los libros digitales?

Nosotros trabajamos con el departamento de publicaciones de la Universidad no tenemos el taller propio, tal vez por eso no hemos sentido esa afectación, también trabajamos externamente, con otros proveedores.

Pero nosotros teníamos esa duda, y realizamos una encuesta con los estudiantes, preguntamos ¿qué les gusta más el papel o lo digital? y descubrimos que nuestros muchachos todavía siguen prefiriendo papel sobre lo digital, fue algo sorpresivo.
Debemos asegurarnos tener en los formatos pdf enriquecido o el pub para leerlo, no estamos trabajando con venta de libro digital, pero vamos hacia eso, porque queremos que la producción circule de una manera sistemática internacionalmente.

Estamos en plan para este año la segunda parte de la plataforma digital que tenemos en este momento que tiene posibilidad de mayor interactividad donde el libro se presenta como tal, sino que se ofrece sinopsis, foros, reseñas y hasta la posibilidad de descargar el prólogo o el primer capítulo para que pueda leer y saber de qué se trata para decidirse a comprarlo. Esos son los aspectos que la universidad pública nos permite.

 

¿Tienen pensado llegar al audiolibro?

Avanzamos a otras propuestas como el audio libro. Es apasionante el trabajo que tenemos y considero y no temería asegurar, que estos retos por cubrir necesidades de personas con capacidades diferentes y llegar más pronto a la comunidad es lo que nos hace asumir el trabajo con mucha pasión.

Algo que hemos incursionado son procesos de internacionalización y se hace por medio de la coproducción, o venta de derechos.

Dentro del proceso de internacionalización la obra “Rosa Luxemburgo”, por ejemplo, tenía presentación en 4 países, en forma simultánea se llevó a un autor nacional a 4 países,
y responde a un proceso planificado, pensado y ejecutado de manera adecuada para lograrlo. Es una entidad privada en Chile que dentro de los trabajos de la editorial porque nos conocieron en la segunda feria internacional del libro universitario, se conocen se hace buena relación y se ven tópicos de intereses comunes para ciertas obras y no se queda ahí.

 

¿Cuántos libros premiados?

Este año fueron dos porque fue simultáneo, esa es fue la gran sorpresa y la gran alegría. Pero sí hemos tenido varios de nuestros libros premiados, por ejemplo, Rodrigo Quesada, que recibió este año el Premio Nacional Aquileo Echeverría, con Rosa Luxemburgo, ha sido Premio Nacional, esta es la segunda oportunidad.

Tenemos premios no solo del contenido, tenemos un premio por belleza gráfica de la obra Infografic concedido a un libro hermosísimo coedición con la UCR, porque trabajamos de manera muy hermana con las 5 universidades. Dentro de este trabajo hemos entrado en un proceso desde el 2006 de reactivación de una comisión dependiente del CONARE y cuando hay proyectos de gran envergadura nos unimos todos para publicar el material.
Todos los libros que reciben el premio Universidad Nacional mediante el certamen Una Palabra son publicados por la Editorial y es una obra por año desde el año 1978, es un certamen de gran trayectoria, es el caso de “Sol Púrpura”, que ganó este año también el Premio Nacional en la rama de la poesía.

Marybel Soto Ramírez, directora de EUNA compartió el trabajo que realiza la editorial que celebra su 43 aniversario con 230 títulos en circulación, caminando hacia el audiolibro y la consolidación de plataformas digitales.

La EUNA realiza además giras regionales para acercar la lectura a las personas en las diferentes comunidades, como con la obra Limon Kryol Alfabet, un alfabeto de las palabras del limonense criollo y su pronunciación.

 

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