Jalena Peraza y su esposo Onofre Hidalgo son enamorados del buen café, y por ello, procesaban desde hace mucho tiempo café artesanal de excelente calidad para consumo propio, poco a poco, sus familiares y amigos al probarlo, les comenzaron a comprar algunos paquetes.
Así fue creciendo su venta de café artesanal, pero sin que fuera una prioridad extender el negocio y más bien lo hacían por pasión, ya que Onofre es ingeniero agrónomo de profesión.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia, su trabajo se vio reducido a la mitad de su jornada y el emprendimiento que lideraba su esposa Jalena tomó un nuevo impulso, ya que lo vieron como la opción para generar nuevos ingresos a la familia.
“Nuestro proyecto surge hace varios años por el deseo de tomar un buen café, pero lo que se encuentra en los supermercados es café comercial, es una mezcla de las diferentes calidades y tuestes, y cuando usted entiende un poco más del café, se da cuenta que el café no es ese rechinado, sino que hay que buscar aromas, tueste, igual que los vinos, hay que ver la altura, la variedad, todo el proceso desde la plantación, beneficiado, tueste y saber esa trazabilidad, y eso es lo que hacemos con el café Emisa”, comentó Onofre.
El café se produce en la zona de Los Santos y ya procesado reciben el café artesanal Emisa en su casa en San Lorenzo de San Joaquín de Flores, donde Jalena lo vende a sus amigos y vecinos, pero ahora también lo ofrece en redes sociales, con entrega a domicilio sin costo, y si es fuera del Gran Área Metropolitana mediante Correos de Costa Rica.
El café Emisa combina excelente sabor y calidad a un precio accesible, fruto de un emprendimiento que se convierte en una fuente de ingresos en tiempo de pandemia para una familia que no se cansa de luchar por ofrecer lo mejor, y soñar porque ese emprendimiento crezca.
Su aspiración es contar con una tostadora, de manera que las personas puedan llegar atraídas por el olor al café, ver el proceso y disfrutar un café de especialidad a un precio accesible.
“Nos gustaría tener una cafetería rústica al alcance de todos, una mini tostadora donde se puedan ofrecer diferentes variedades de pancitos y tostarle el café al gusto de la persona en el momento que viene con su familia, incluso que lleve el frasco de vidrio y se le pueda tostar y llevar su producto, pero sin pagar un montón de plata, sino que sea accesible para todas las personas”, explicó Jalena.
