Jenifer Ballestero y Diego Brenes iniciaron un proyecto muy especial del que cada día nacen nuevas iniciativas. Se trata de una finca para producir respetando la fauna y flora de la zona.
Se ubica en lo más alto de Sacramento, prácticamente colinda con el Parque Nacional Braulio Carrillo, en las faldas del Volcán Barva y según explicó Diego Brenes, tratan de convivir de la mano con la naturaleza, aprender de ella y fotografiar su fauna.
“Es una siembra donde la mayoría del área tiene árboles de altura como aguacatillo para los quetzales, pajas y jilgueros y en lo más limpio tenemos el área de siembra, es un cultivo en asocio. Ahorita el fuerte es la mora castilla la estamos implementando porque es muy resistente al clima que ha sido difícil y ella comenzó a producir desde diciembre y lleva 6 meses en floración, de ahí nos lleva a pensar en el cultivo de abejas de apicultura, porque necesitamos polinizadores y por el motivo que en la zona el uso de herbicidas y la ralea de charrales ha matado las colonias de abejas, hay que buscar la forma de que vuelvan a haber”, explicó.
Ya tienen los cajones armados por ellos mismos para colocar miel para atraer a las pocas que existen. Las distribuirán en diferentes partes de la finca, para que ellas hagan las colonias. Como paso complementario para lograr que se multipliquen estos polinizadores, la finca debe producir suficientes flores para que puedan alimentarse y reproducirse, lo que no es difícil ya que uno de sus productos para la venta son las hortensias, pero aún no tienen suficientes en etapa de floración.
Como la finca busca convivir con el bosque y su fauna impactando lo menos posible, no utilizan ningún tipo de agroquímico ni controladores de plagas. Las tierras las abonan con compost, y abono orgánico, a los insectos los controlan gracias a una rana de altura llamada SmiliscaPuma, la cual reproducen en tanques de agua dentro de la finca, así ellas se aparean y en las noches cazan los zancudos, moscos y otros insectos que puedan dañar la mora y la hortensia.
Confían en que poco a poco su finca sea visitada por otros productores de la zona para conocer una forma de cultivar en verdadera armonía con la naturaleza.
“No es fácil pero no es imposible, nosotros teníamos sembrado cubas sacábamos como 90 kilos por año y el año pasado 3 dantas y sus crías se comieron el cultivo de cuba es muy extraño, porque ellas por naturaleza no comen eso, y no podemos hacer nada, esto son territorio de ellas. “Las estamos monitoreando con las tres cámaras trampa, eso nos permite conocer la alimentación, horarios y el plan es llegar a publicar un libro algún día, tenemos material adelantado, tenemos un año en esto con 4 unidades, ya hay resultados, muchísimas fotografías”, detalló Diego.
El proyecto lo llevan a cabo ellos dos y como aún no es autosuficiente, deben trabajar fuera, hacen jardines, ya tienden el parque de San José de la Montaña.
“En la casa de nosotros la idea es hacer un criadero de peces orientales cois, cuatro colas, y en la finca un mariposario con especies nocturnas y diurnas, pero de la zona del Barva, hacer las hospederas y hacer los archivos”, comentó Diego quien es autodidacta, ya que salió de la escuela a los 9 años.
Cuentan con un híbrido de cala rosada que les ha dado buenos resultados tanto en su resistencia al clima como en la aceptación de las floristerías, y actualmente tienen 60 plantas pequeñas para pronto salir al mercado con ellas.
Y desde el Ministerio de Agricultura les están apoyando con asesoría técnica para desarrollar el proyecto de mora de castilla, de manera que puedan comercializarlo preparado en jales sin azúcar, elaboradas por Jennifer, además de las que vendan en fruta en la feria del agricultor.
La finca es un proyecto muy amplio que irá creciendo en la medida que logren contar con apoyo para irlo desarrollando y promoviendo los cultivos en armonía con el ambiente. Si desea conocer más de él, puede escribirles mediante el WhatsApp 85278896, ya que la señal para llamadas no es muy buena por la zona.