De los momentos más difíciles surgen los grandes proyectos, así lo demostró la familia de Jesús Sandí y Nidia Ramírez, quienes, con un niño recién nacido y una pequeña en la escuela, se encontraron de un momento a otro con que la empresa donde laboraba don Jesús cerraría sus operaciones en el país.
En medio de la preocupación sobre cómo llevar el pan a la mesa a partir de ese momento -ya que era el único que aportaba ingresos- surge la idea de abrir su propia empresa de artesanía, aprovechando los conocimientos en pintura de doña Nidia y su habilidad innata para las ventas.
Con muy pocas herramientas y sin ningún conocimiento en carpintería, don Jesús asumió el reto de elaborar los artículos para que su esposa los decorara. El inició no fue nada fácil, según recuerdan, pero al ver hacia atrás, dos años después, se sienten satisfechos de todo lo logrado y sueñan con más.
“Al principio yo solo tenía un serrucho herrumbrado, un martillo y unos clavos. El hermano de Nidia nos trajo un taladro de Estados Unidos, luego cuando me dieron la liquidación en la empresa compramos una sierra de segunda porque no alcanzaba para una nueva, después la caladora, la lijadora y otras herramientas”, comentó don Jesús.
Las primeras piezas que salieron de su taller apenas pasaron la prueba, según recuerdan, la familia se las compró por apoyarlos, al igual que los primeros muñecos de navidad, elaborados con unas piezas de reciclaje decoradas por doña Nidia, quien tiene la habilidad en sus manos para darle color a cualquier cosa, además de un gran talento para los negocios.
“Yo fui por unas cintas y me dijeron del curso de decoración que iban a dar -como siempre he sido comerciante- llevé el curso. Compraba las cajitas para los trabajos que hacía y al igual que yo muchas personas más los buscaban y no son baratos. Una compañera me dijo que le pidiera a mi esposo que las hiciera para no tener que comprarlas, pero él nunca había tocado una máquina de cortar”, recordó doña Nidia.
Sin embargo, cuando se enfrentaron al desempleo, ella pensó inmediatamente en el mercado que tenían las cajitas entre las personas que hacen diferentes manualidades y de inmediato le planteó el reto a su esposo, para juntos emprender. Él las elaboraba y ella las decoraba.
“La primera vez que encendí la máquina me devolvió la pieza y casi me da por la cara, porque nunca había usado una sierra de mesa. La nueva trae guardas y protección, pero esa era de segunda, no traía guías de corte ni nada, y la inexperiencia de uno. Pero con un señor que me ayuda y viendo tutoriales hicimos carritos de corte para trabajar fuera del punto de peligro y ya con más confianza se hace más fácil y fue cuando empezamos a sacar productos”, comentó.
No pasó mucho tiempo para que dieran el salto y además de cajitas hicieran gran variedad de artículos de madera, los ofrecen listos o en crudo para quienes gustan de las manualidades o los utilizan como terapia o en talleres para niños o adultos mayores.
“Nos gusta la calidad, somos muy exigentes, si a nosotros no nos gusta el acabado de una pieza no la ofrecemos al cliente”, enfatizo, esa es parte de su éxito y lo que les ha permitido que artesanías suyas se hayan enviado como obsequios a países tan lejanos como Japón. También han llegado a Colombia, Estados Unidos y Panamá, sea porque los compran personas que van a viajar o porque piden que lo envíen por encomienda.
Y por supuesto a todo el país mediante el servicio de Correos de Costa Rica y si es en Heredia ellos mismos los entregan al cliente, cuando así lo soliciten. También se puede visitar el taller en su casa y aprovechar su hospitalidad, tomarse un café y ver la variedad de plantas que tiene doña Nidia en su jardín, que son parte del vivero que planea abrir en cuánto los recursos se lo permitan para combinarlo con la artesanía.