Una de las inquietudes que más ocupa a científicos, especialistas, responsables de programas y personas adultas mayores es la expectativa de vida, la apuesta por vivir más años, por perder el miedo a la edad, alargar cada vez más la existencia sin enfermedad ni discapacidad o con estas controladas.
Las conclusiones de los que conocen son unánimes: prevención esa que lleva consigo diversas acciones, hábitos, cuidados, maneras diferentes de ver la vida, actitudes que resguardan las mejores propuestas para envejecer “de manera lenta y natural” anotó Confort.
La prevención siempre ha estado en la agenda de los organismos que rigen la salud, en programas, campañas, en especialistas, académicos y profesionales de la atención.
No todos asumen la responsabilidad que implica, la disciplina que requiere, los hábitos y el estilo de vida.
Con optimismo se evidencia que el envejecimiento es producto de todo el curso de vida, dejó de referirse a un número de años, a una etapa. La expectativa de vida va en aumento, pero en el camino hay enfermedades, pandemias, discapacidades que plantean retos que afectan de múltiples maneras.
Prevenir, llega como anillo al dedo, estamos frente a una nueva generación de personas adultas mayores, gente con mayor escolaridad, con mejor salud, decidieron vivir de manera diferente, siguen construyendo vida, la llenan de afecto, emociones saludables, relaciones que les compartan: calma, terapias que no tienen precio, diversiones, de tiempo libre con libertad, con desenchufe de preocupaciones, dolores, angustias, miedos y malos ratos, con nuevos amigos, intereses, con nuevos talentos, con ilusiones.
No solo son nuevos conceptos, son visiones actualizadas que concuerdan con la realidad, que explican que vivir más implica más desafíos para todos, incluso para las personas adultas mayores.
Es necesario seguir mejorando la salud, la capacidad funcional, las capacidades cognitivas, los especialistas señalan que urge acrecentar la participación social, la salud mental, mejorar los servicios y la atención que se ofrece.
Zamarrón explicó que “el objetivo es extender la calidad, la productividad y esperanza de vida a edades avanzadas…seguir activo físicamente… activo social y mentalmente, participando en actividades recreativas, de voluntariado o remuneradas, culturales, sociales, y educativas.
Envejecer es una construcción, invertir en disciplina, en esfuerzo para comprender que, los cambios no se pueden obviar es fundamental disfrutar de la paradoja del bienestar, esa sabiduría recogida por años que permite atisbos, actitudes más acertadas y mayor capacidad de adaptación.
Vivir es una inversión, son muchos los cambios y los desafíos, pero la sabiduría acumulada provee herramientas efectivas para retarlas.
Revise su día a día, analice las medidas preventivas aconsejadas y decida cuanto antes que puede cambiar, que falta aún para continuar llenando su curso de vida de actividades significativas, de salud, de calidad de vida que testifiquen que el envejecimiento activo es una aspiración que se puede concretar, para vivir más y vivir mejor.