Escrito por Gilbert Francisco Gómez Reina
Servidor de apostolado en la Iglesia

Entre los fariseos había un hombre llamado Nicodemo. Fue de noche a ver a Jesús y le dijo; “ Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, porque nadie puede hacer señales milagrosas como las haces tú, a no ser que Dios esté con él “. Jesús contestó: En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba” Nicodemo le dijo: “ ¿ Cómo renacerá el hombre ya viejo ? ¿ Quién volverá al seno de su madre para nacer una segunda vez ? ( Juan 3, 1-8 ).
Nicodemo es un doctor de la ley. Reconoce a Jesús como maestro venido de Dios, porque lo acompañan signos milagrosos que en esos días realiza Jesús, ya que, si recordamos, profetas escogidos por Dios, también realizaron signos milagrosos, por ejemplo Elías.

Tiene un diálogo con Jesús, se trata de una persona curiosa, está impresionado por Jesús, pero no se atreve a decirlo públicamente. No quiere que lo vean con El, y por eso lo visita de noche. Nicodemo pertenecía a la clase dinerada de la capital y era consejero de los fariseos del Sanedrín. Es una de las pocas personas del Sanedrín, que estableció una relación amistosa con Jesús. Llegó a defender a Jesús en el Sanedrín ( Juan 7, 20-32 ), y después trajo una cien libras de mirra perfumada y áloe para embalsamar su cuerpo en la sepultura ( Juan 19, 39-40 ).
Jesús dice que es necesario dejar el hombre viejo, su corrupción y sus malas conductas, y nacer de nuevo, transformarse en un “hombre nuevo”. Y para ello “ renacer por el agua y el Espíritu “, solo así, se puede entrar en el Reino de Dios. Jesús manifiesta: “ Lo que nace de la carne, es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. Encontramos en el texto bíblico de cita que Jesús también le dice: “ No te extrañes de que te haya dicho que, tienen que renacer de lo alto. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de donde viene ni a donde va. Asi pasa con quien ha nacido del Espíritu “.
Nicodemo era un hombre religioso preocupado por conocer las cosas de Dios, por eso fue a buscar a Jesús. Pero lo que necesitaba no era conocer enseñanzas nuevas, cuanto se produjera un cambio en él. Y eso mismo necesitamos nosotros. Por más que hayamos acumulado experiencia y sabiduría, somos personas envejecidas, al igual que Nicodemo y necesitamos nacer de nuevo.
Todo creyente cristiano y dócil a la actuación del Espíritu, descubre poco a poco que sus razones de actuar y sus ambiciones ya no son las mismas de antes.
Por eso Jesús compara la actuación del Espíritu con el paso del viento, al que sentimos. Notemos además que, en el idioma de Jesús, la palabra soplo significa tanto espíritu como viento.



