Lo que comenzó como una apuesta innovadora por unir conservación y desarrollo rural hoy da frutos concretos: diez familias de Río Magdalena en Sarapiquí lograron mejorar sus ingresos mientras protegen la biodiversidad del Refugio Lapa Verde, ubicado en Puerto Viejo de Sarapiquí.
El proyecto, apoyado por el Fondo Ecovida, a través del I Canje de Deuda por la Naturaleza entre Estados Unidos y Costa Rica, ofrece un modelo de vinculación donde las familias encuentran nuevas oportunidades de subsistencia sostenible, a la vez que se convierten en aliadas clave para la protección de los ecosistemas.

Esta alianza ha permitido que ocho familias aplicaran acciones de conservación y mejoras para la sostenibilidad en sus fincas y seis familias más ingresaran bajo un esquema solidario en el cual reciben ganado para su crianza y futura venta, generándoles el 70% de las utilidades, mientras que el 30% restante retorna al Fondo Ecovida para la continuidad de acciones de conservación en las comunidades.
“Hoy las familias nos ven como un socio que les brinda herramientas para producir de forma sostenible sin renunciar a la conservación. Gracias al proceso de capacitaciones han fortalecido sus capacidades en temas de ganadería y conservación ambiental y han incorporado mejoras en sus fincas. Al final del proceso, y gracias a la crianza y la venta del ganado, reciben un beneficio económico para solventar necesidades o la oportunidad de reinvertir para continuar sus actividades económicas”, destacó Randall Montoya Solano, coordinador del proyecto Fondo Ecovida.

Más allá de los números, la iniciativa ha transformado la visión local: donde antes se veía la conservación como un obstáculo, ahora se entiende como una oportunidad. Gracias a capacitaciones en ganadería sostenible, gestión comunitaria y educación ambiental, las familias participan activamente en acciones de conservación como reforestación en riberas y humedales, protección de nacientes y monitoreo biológico, demandando la continuidad de estas acciones.
“La vinculación de la comunidad de Río Magdalena ha permitido una alianza de protección de la naturaleza. Hemos tenido reducción de ingresos ilegales por tala y caza en el bosque, así como alertas tempranas que permiten acciones preventivas. Pero además, hemos generado información sobre la riqueza biológica alrededor de la reserva y acciones que favorecen a la conectividad biológica”, agregó Montoya.
Hasta ahora se contabilizan 285 árboles sembrados y más de 150 especies de aves identificadas, incluyendo la emblemática lapa verde (Ara ambiguus), en peligro de extinción, así como el zopilote rey. También se han registrado 10 especies de mamíferos terrestres como dantas, manigordos, venados, pizotes, conejos silvestres, osos hormigueros y armadillos, entre otras especies.
De esta manera, el Refugio Lapa Verde se posiciona como un modelo exitoso y replicable de conservación comunitaria, capaz de contribuir con la adaptación al cambio climático y al desarrollo rural sostenible.
“Esperamos que en un plazo de cinco años, las comunidades vecinas sean aliadas estratégicas, desarrollando proyectos en conjunto, de acuerdo con las necesidades particulares de cada territorio vecino”, concluyó Montoya.
Un ecosistema clave
El Refugio Lapa Verde se ubica en las localidades de Chilamate y Pueblo Nuevo, en Puerto Viejo de Sarapiquí. Protege 1.825 hectáreas de bosque tropical de las cuales alrededor de 1.365 hectáreas son selva tropical.
Alrededor de 300 hectáreas son bosques jóvenes en regeneración, 30 hectáreas son reforestación y 130 hectáreas son pantanos y lagunas.
El reconocimiento estatal de reserva natural privada fue otorgado por el gobierno de Costa Rica en julio de 2013. La propiedad posee una gran variedad de hábitats como lagunas, arroyos, pantanos, pastizales, matorrales, bosques secundarios y primarios, lo que permite una biodiversidad muy alta.
El territorio es clave para la conectividad biológica y la conservación de especies. Además, brinda servicios ecosistémicos vitales como la captura de carbono, la protección del recurso hídrico y la generación de aire limpio, beneficiando tanto a las comunidades locales como a la población mundial.