MAYORÍA DE PERSONAS QUE BUSCAN CRÉDITO «GOTA A GOTA» TIENEN EMPLEO DE TIEMPO COMPLETO

Imagen tomada de www.elnuevosiglo.com.

Una radiografía del perfil de quienes acceden a los préstamos informales conocidos como “gota a gota”, realizado por especialistas de la Universidad Nacional, permitió identificar que casi 4 de cada 10 personas que los solicitan tienen un empleo de tiempo completo.

En términos porcentuales se trata del 38% de personas clientes de este tipo de crédito, mientras que en segundo lugar (21%) aparecen los trabajadores por cuenta propia y en tercer lugar los desempleados (18%). Las cifras se mostraron en la presentación Gota a gota en Costa Rica: más que un problema de exclusión financiera, a cargo del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).

Este resultado es aleccionador en el sentido de que derriba el mito de que quienes accedían a este tipo de préstamos eran únicamente personas excluidas del sistema financiero. Para Leiner Vargas, académico del Cinpe y uno de los investigadores del estudio, es claro que la falta de educación financiera entre la población incide en estos datos y es una alerta ante los elevados niveles de sobreendeudamiento que afrontan muchas familias.

Sin embargo, existen otros motivadores que también empujan a los ciudadanos a optar por esta vía de financiamiento. “La aparición de enfermedades, la ocurrencia de accidentes de tránsito o de otro tipo, o los gastos inesperados vinculados con la falta de cultura financiera y la poca capacidad de ahorro también son condiciones que influyen”, manifestó Vargas.

El hecho de que las instituciones financieras reguladas y supervisadas tengan que cumplir con una serie de parámetros para el otorgamiento de un crédito, hace que las personas opten por financiamientos inmediatos, sin requisitos y alejados de cualquier tipo de burocracia.

Debido a esto, un 21% de las personas consultadas indicaron que acudieron a esta solución por “situaciones de emergencia”. Es el mismo porcentaje de quienes afirmaron que “por una mayor facilidad y rapidez” y porque “perdí mi categoría crediticia por impago en el mercado financiero formal”.

En cuanto al nivel de formación que tienen los solicitantes de los “gota a gota”, destaca que un 62% no ha concluido sus estudios en secundaria. Uno de los aspectos que resalta de la investigación es la perspectiva de género, la cual determina que las mujeres tienden a estar más representadas en los niveles educativos bajos (33%), en comparación con los hombres (24%).

“Ser una persona sin estudios y además ser mujer tiene un impacto mayor entre quienes acuden al ‘gota a gota’. Aunque las mujeres tengan una mayor representación en cuanto a estudios universitarios, de igual manera tuvieron más propensión a financiamientos de esta naturaleza”, manifestó Nayeli Vásquez, investigadora del estudio.

El desarrollo de esta actividad va a fluctuar según la procedencia (zona urbana o rural) de la persona. “Por ejemplo, si estas personas viven en zonas urbanas van a tener como clientes potenciales a comerciantes informales, pero si nos vamos a una zona más rural su objetivo serán los pequeños agricultores o empresarios. Pero al final de cuentas, se tratan de individuos a quienes se les dificulta el acceso al sistema financiero”, detalló Vásquez.

Por otra parte, solo un 12% de los consultados tenían al momento de hacer la gestión del “gota a gota” tarjetas de débito y crédito a la vez. Apenas un 3% solo tenía tarjeta de crédito y una gran mayoría (63%) solo tenía la de débito. En el 22% de los casos no tenían ninguna de las dos.

Estos resultados son parte de la investigación de la encuesta sobre cultura financiera de los costarricenses, que el Cinpe presentó en marzo de este año.

Duras realidades

Un ladrón robó el horno para elaborar pan en un negocio administrado por un matrimonio. Sin esa herramienta de trabajo era imposible que la panadería pudiese operar.

Consciente de esa situación, la hija acudió a un “gota a gota” por un crédito de 500 mil colones que le permitiera a sus padres comprar un nuevo horno. Sin embargo, la situación se comenzó a agravar cuando los prestamistas la presionaron para que pagara semanalmente una cuota de 100 mil colones solo de intereses.

A esto se unió el hecho de que perdiera su trabajo y, por ende, su fuente de ingresos para saldar la deuda. El hostigamiento creció y su salud mental se vio afectada al punto de caer en una depresión.

Este fue uno de los relatos que compartió Leiner Vargas durante la presentación, y retrata las consecuencias sociales detrás de los “gota a gota”. Para el economista del Cinpe-UNA es fundamental que el adopte políticas públicas que le hagan frente a esta problemática.

En materia de educación financiera, los investigadores consideran fundamental incorporar la asignación desde las escuelas, además de proyectar campañas masivas que alerten sobre los riesgos de los créditos informales. “Consideramos que las municipalidades y las asociaciones de desarrollo deberían propiciar espacios para discutir cómo resolver en sus comunidades la exclusión y el desconocimiento que pueda prevalecer en estos temas”, propuso Vargas.

Asimismo, sugieren simplificar los trámites para el acceso al financiamiento en bancos, cooperativas y financieras, incentivar con nuevos productos crediticios y ejercer una mayor supervisión y regulación sobre el mercado informal.

Otras medidas son aplicar subsidios y reducción de cargas sociales, que permitan una mayor formalización laboral e implementar programas de capacitación para trabajadores que estén en una etapa de transición hacia el empleo formal.

En el ataque frontal al delito, proponen incrementar las penas por prácticas coercitivas y cobros de tasas abusivas. Apenas un 4,4% de las personas consultadas aseguró haber interpuesto una denuncia ante las autoridades y eso se explica, de acuerdo con Leiner Vargas, a las amenazas que reciben de parte de los prestamistas.

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