Sus raíces lo unen a la tierra, Bernardo Rodríguez Quirós es belemita de sepa, sus ancestros fueron dueños de los terrenos donde se levanta actualmente la zona residencial en La Asunción de Belén, en el siglo pasado de esas tierras brotaba vida, ya que eran terrenos muy fértiles.
Con los años, la familia se fue deshaciendo de las tierras y las nuevas generaciones ya no conocieron esos cafetales donde se desarrollaban las hermosas historias que aún hoy les cuenta su tía abuela.
Pero Bernardo sintió el llamado de la tierra, y desarrolló varios proyectos, el primero un reconocimiento a los agricultores que aún quedan en el cantón mediante un video, y hace poco más de un año, fue más allá y decidió ensuciarse las manos.
“Siempre he tenido ese gusanito, es ese llamado a volver a esa raíz, recuperar esa identidad. sentí la necesidad como persona joven de decir, cuál es mi labor aquí y por eso hice un documental sobre los agricultores de Belén, luego me di cuenta de que era una responsabilidad más grande. Tenemos un negocio de jardinería y paisajismo y siempre he tenido la inquietud que, de la mano, debemos tener un sitio demostrativo de un paisajismo productivo, paisajismo ecológico regenerativo que trate de recuperar la naturaleza dentro de los espacios habitados por el ser humano, no solo poner zacate y flores”, comentó.
Así nació el proyecto productivo basado en lo que se conoce como agricultura sintrópica que combina varios cultivos y una forma natural de regenerar los suelos, y la casualidad o el destino lo llevó a desarrollarlo en un terreno que antes fue de su familia y su actual propietario lo contactó, y es que precisamente esa es la meta de Bernardo, convertir en tierras productivas zonas que -indistintamente de su tamaño- no pueden obtener permisos constructivos. Por ello este proyecto resalta en medio de enormes residencias de La Rivera de Belén.
“El sistema de agricultura sintrópica consiste en aplicar el concepto de la regeneración natural del bosque en sistemas productivos, en un largo plazo vamos a tener un sistema maduro de vegetación alta productiva, pero en ese transcurso que se desarrolla le podemos sacar provecho con distintos cultivos de diferente ciclo”, explicó.
En el caso del terreno en Belén, está enfocado en tres cultivos objetivos Pitahaya Limón Mesino y aguacate Kahalú, además de otros cultivos secundarios que se van desarrollando mientras los de largo plazo se vuelven productivos.
Tienen año y medio de haber entrado al terreno y el cambio es impresionante, incluso ya han logrado las primeras cosechas de los cultivos secundarios, como ajo criollo, maíz, banano enano, ayote y hasta sandía.
Sembraron también lo que llaman cultivos de apoyo, como el frijol mocuna, que va a llegar a controlar el monte, dentro de los frutales incorporaron madero negro con el propósito de que sirva únicamente para cortar sus ramas y tirar al suelo, lo que ayuda a formar un nuevo suelo rico en nutrientes, lo que se logra aplicando microorganismos de montaña con mucha cobertura para que pueda regenerar la tierra y volverla tan fértil como en el pasado.
“Tenemos también muchas especies de fabáceas o frijoles, porque tienen la capacidad de fijar mucho nitrógeno al suelo y es un nutriente importante para las plantas”, detalló.
Más adelante planean incorporar algunas gallinas bajo el método de pastoreo, por lo que algunas de estas plantas les van a servir de alimento.
“Pensamos a largo plazo, sin molestar a los vecinos incorporar las gallinas, porque el sistema está dividido en 5 apartos, un aparto por semana y una semana extra, para ir pasando las gallinas una semana en cada uno, con los gallineros móviles, la idea es pasar picando en esas hileras Frijol de Palo, Morera, Nacedero, Gandul, Moringa, que son alimento para las gallinas”, explicó, como una tercera etapa del proyecto.
“La maravilla del sistema es que se puede incluir la parte animal, y vamos a dejar de traer insumos de afuera en su mayoría, lo que se busca es ser autosuficiente, con las gallinas trabajarían en control de plagas, nutricional y productivo, porque con gallinas para la producción de huevo estaríamos sosteniendo el sistema en su mayoría, actualmente no tenemos ingresos, solo inversión”, explicó.
No utilizan agroquímicos, por lo que protegen la finca con barreras naturales para evitar que pasen de otras zonas, lo que también servirá para proteger los cultivos de los vientos, conforme vayan creciendo las plantas que conforman los rompevientos naturales.
META: LLEVARLO A TODO EL PAÍS
La finca de Belén es una especie de plan piloto, la meta es llevar la propuesta a todo el país, para enseñar a las personas que se puede aprovechar un terreno sin importar sus dimensiones regenerando sus suelos y que la única opción no es vender para desarrollar proyectos constructivos.
“Mi formación es en manejo de recursos naturales y especialización en agricultura ecológica, lo que hago es encontrar el punto de equilibrio entre la regeneración y la producción, el propósito es demostrarle a la población que se pueden tener sistemas productivos que generen ingresos en lugares que tienen afectaciones o son prohibitivos para la construcción por uso de suelo, donde los propietarios no pueden desarrollar y no tienen otras alternativas, esta es una alternativa”, explicó Bernardo.
Si desea contactarlo para ir a la finca en Belén y ver el proyecto para implementarlo en alguna propiedad, puede contactarlo al teléfono 8359-4137 o en Instagram como raíces diseño generativo raíces.cr
