Conocer, entender y aplicar, son tres verbos de alta utilidad para acelerar procesos de cambio social y, cuando el cambio social consiste en incrementar la adecuada práctica del reciclaje de residuos sólidos, la investigación aplicada se convierte en una excelente herramienta para elevar los estándares de aprovechamiento de material recuperado por las municipalidades. Así lo ha demostrado el gobierno local del cantón de Jiménez, en Cartago, el cual, tras implementar una investigación en su localidad, logró determinar el potencial impacto de la educación ambiental para mejorar las prácticas de reciclaje en su comunidad.
La investigación “Guía para incentivar conductas de separación en la fuente utilizando principios de comportamiento” fue desarrollada por la experta Beatriz Slooten, Consultora Internacional en Economía del Comportamiento, y evidenció que existen cuatro claves para mejorar la gestión de programas de reciclaje:
- Todo inicia por la determinación de la conducta a modificar en la población para alcanzar los objetivos del programa de reciclaje; observe bien, priorice y analice según el contexto.
- Identifique emociones y pensamientos de los usuarios de los servicios de recolección y gestión de residuos; encuentre las barreras de quienes no participan del programa de reciclaje y mapee los patrones de conducta de quienes sí son parte de cierta forma en alguna etapa del proceso.
- Emplee recomendaciones de la psicología del comportamiento para la implementación de programas de separación de residuos; por ejemplo, mejore la planificación, explique los pasos a seguir y el resultado esperado, ofrezca incentivos, visibilice el impacto y facilite el proceso.
- Haga uso de los canales de comunicación para la modificación del comportamiento alrededor de la separación de residuos; incite a la acción, comparta un mensaje simple, incluya información relevante, brinde los pasos a seguir, utilice colores y símbolos gráficos para llamar la atención.
Además, en una comunidad rural como Jiménez, llevar a cabo prácticas como el perifoneo, las visitas casa por casa para sensibilizar, así como la entrega de guías simples de reciclaje, pueden, en muy pocos días, llegar a incrementar la recolección de materiales valorizables en condiciones ideales, es decir limpios, secos y separados. En el caso de Jiménez, este aspecto se incrementó en un 11%.
El valor del cambio conductual
Tras doce años de esfuerzos para incentivar la gestión de los residuos sólidos, hoy el cantón de Jiménez recupera el 98% de sus residuos en fuente. Su reto actual es generar el cambio conductual en los pobladores para que entreguen los residuos valorizables limpios y secos, de forma que el proceso de reciclaje sea mucho más efectivo y rentable.
De acuerdo con la alcaldesa de la municipalidad de Jiménez, Lissette Fernández Quirós, la investigación realizada demostró que, tras un proceso de educación y formación ambiental, los pobladores pueden aprender a entregar adecuadamente los residuos valorizables para que los materiales recolectados aumenten su utilidad al ser reciclados. “La gente aprendió que no era suficiente con solo entregar la caja de leche vacía, o la botella de vidrio sucia después de utilizarse, sino que los materiales deben entregarse limpios y secos”, señaló Fernández.
La investigación se enmarcó en el proyecto de Manejo Integral de Residuos Sólidos, impulsado por la Unión Nacional de Gobiernos Locales (UNGL), el cual, procura fortalecer las capacidades de las municipales para gestionar sus residuos. Este proyecto fue financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien, a su vez, brindó acompañamiento a través de sus expertos y fungió como apoyo y facilitador de herramientas útiles para las municipalidades. “El manejo integral de residuos es clave para contribuir a confrontar el desafío del cambio climático y también es fuente de empleo y crecimiento sostenible, ambos pilares fundamentales de la Visión 2025 del BID, nuestra hoja de ruta para la reactivación económica de la región. Esta guía permitirá que el país tenga herramientas modernas y basadas en la ciencia para mejorar la gestión de residuos en las comunidades”, mencionó Fernando Quevedo, Representante del BID en Costa Rica.