Elaborado por: Deborah Martinez Chacón
César Abarca, un joven oriundo del distrito de San Francisco de Heredia, nunca imaginó que, después de ser atropellado mientras circulaba en su scooter eléctrico, esa experiencia personal lo impulsaría a cambiar las reglas del juego de la movilidad urbana.

Una tarde cualquiera pedaleaba tranquilo por las calles de Heredia cuando un carro lo embistió y siguió de largo. Con el cuerpo adolorido y el corazón agitado, vio cómo el responsable se fugaba sin reparar daños ni asumir culpa.
En la sala de emergencias, con el casco roto y el ánimo herido, César se dio cuenta de que no había norma que protegiera su vehículo: ni casco reglamento, ni placa, ni seguro.

Yo me pregunté: “¿Esto que me paso a mí, también les pasó a otras personas?” Los que usamos este tipo de transporte no podemos ser respaldados por ningún ente regulador, porque no existe. No obstante, debe existir una ley que proteja a quienes circulan en bicimotos o Scooter eléctricas”, comentó Abarca.
Hoy su historia se inscribe en un fenómeno creciente en Costa Rica. Cada vez más personas optan por las “bicimotos” (bicicletas eléctricas con motor) o los Scooter para sus trayectos diarios.
¿Por qué si no hay una ley ni un reglamento por escrito acerca de la circulación de scooter estas máquinas se venden en todas partes?
Roy Rojas director de proyectos del Consejo de Seguridad Vial dijo: “Tenemos la bicicleta modificada que es la bici convencional, a la cual se le adhiere un motor. Por otro lado, tenemos las bicis asistidas, que pueden ser eléctricas o de combustión y que representan una trampa de los importadores de ese tipo de vehículos, ya que, al tener pedales, se les considera como bicicletas y, por ello, no tienen ninguna regulación en este momento. No ocupan licencia, ni marchamo”
César menciona que muchos establecimientos venden estos medios de transporte a precios muy cómodos; sin embargo, no existe ningún documento que establezca de forma clara las leyes y reglamentos que expliquen dónde y cómo deben usarse este tipo de vehículo.
Un estudio de la Universidad Nacional, realizado en 2023, reveló que dos de cada diez repartidores de comida usan bicimotos para cumplir sus entregas. Estas máquinas, que son baratas y fáciles de manejar, inundan las calles del país sin importar los problemas de seguridad vial.
El fenómeno lleva años en crecimiento y, en los meses recientes, se ha vuelto incluso «notable» en cualquier calle o estacionamiento. De hecho, su uso se disparó durante la pandemia, cuando las restricciones a la movilidad y el auge de los domicilios los hicieron aún más populares.
Sin embargo, este boom desordenado acarreó problemas: hoy estas unidades circulan al margen de los controles habituales. Como explicó Rojas del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), la falta de requisitos convierte a las bicimotos en «un importante factor de riesgo» para los demás usuarios. Esto ha llevado a las autoridades a proponer nuevas reglas,se sugiere que incluso los usuarios de scooter exijan licencia, marchamo e inspección técnica, además de luces y casco.
La prensa local reporta que «lamentablemente los accidentes que involucran bicimotos siguen aumentando en las carreteras nacionales; para tratar de reducirlos, se busca regularlas». En palabras de expertos, la micro movilidad no es en sí misma mala, pero “la situación actual no es la ideal”: sin límites de velocidad ni controles claros, “el peligro de accidentes fatales es muy alto”.
De aquel incidente nació Eco Movilidad Costa Rica, la iniciativa legal que César impulsa hoy en el Congreso. Su objetivo, según el proyecto, es crear un marco jurídico específico para los dispositivos de micro movilidad (patinetas y bicicletas eléctricas), reconociendo sus derechos y deberes como usuarios del tránsito. La propuesta incluye normativas completas: carriles exclusivos, zonas de parqueo seguras, señalización dedicada y campañas educativas para peatones y conductores.
Además, plantea un plan piloto en la provincia de Heredia, por su alta densidad urbana y estudiantil, para probar carriles compartidos y puntos de carga, y evaluar resultados.
Asimismo, enfatiza beneficios sociales y ambientales: gracias a la reducción de emisiones se promovería “una cultura de transporte limpio”.
Como recuerda el consultor movilidad sostenible, David Gómez, las bicis y Scooter eléctricos son económicos, ligeros y generan “cero emisiones”, atributos que “ayudarían a mitigar las presas y contribuirían a una mejor calidad de vida”. Para César, convertir su caída en impulso legislativo es trazar un camino hacia calles más seguras y sostenibles.
Al final, lo personal de César se vuelve colectivo: su experiencia refleja la de muchos usuarios sin protección legal. Es un llamado a “pensar en la seguridad vial” como asunto de todos. El futuro de la movilidad urbana en Costa Rica depende de decisiones inmediatas.
Como advierte Roberto Guzmán, director de Chepe cletas, ante este fenómeno de “motos disfrazadas” en las calles, “tenemos que pensar en la seguridad vial”. La historia de César Abarca ya sembró esa pregunta en el debate público: ¿estamos dispuestos a pedalear hacia un país con vías más seguras y amigables con el ambiente?