Cuando San Pablo aún no era cantón, ya el llamado templo antiguo estaba en pie, frente a la plaza en el centro del pueblo, junto a él crecieron se fueron muchas generaciones de pableños, de allí el dolor que sintieron cuando se ordenó el cierre, hace más de una década debido a los problemas estructurales que presentaba.
Pero un grupo de vecinos no se resignó a ver sus puertas cerradas y dejar caer una joya construida por sus abuelos hace más de 150 años, y así nació el Comité Pro-Restauración del Templo, quienes trabajaron de la mano de las hermanas de la Inmaculada Concepción por años.
El reto no era sencillo, debían recaudar más de 200 millones de colones para hacer las obras de restauración que por ser una obra declarada patrimonio histórico requería una intervención especial, supervisada por el Ministerio de Cultura.
Iniciaron ventas de cachivaches, ventas de tamales, rifas y luego el sorteo de un carro nuevo, para vender las acciones las integrantes del Comité pasaron días bajo el sol en los diferentes parques de la provincia promocionando el vehículo, y lograron la meta.
Los trabajos de restauración iniciaron este año y a inicios de junio se lograron reabrir las puertas, en una misa celebrada por el párroco de San Pablo, con tan solo 30 asistentes, entre ellos los patrocinadores de la restauración, debido al aforo establecido por la pandemia.
En el templo se continuará celebrando misa todos los domingos, y de manera coordinada con la Municipalidad para que colabore con la seguridad, se abrirá entre semana para que los vecinos puedan ingresar y ver cómo luce la obra.
Se cambiaron las columnas que eran de madera y sobre ellas se sostenía la estructura, ahora las columnas son nuevas, de cemento y aún se requiere un trabajo especial de pintura para lograr darles el acabado original, y el sistema eléctrico se sustituyó en su totalidad.
La joya pableña cuenta con hermosas pinturas en su cielorraso de madera, que han logrado mantenerse, incluso durante la restauración fueron protegidos y reforzado el que se encuentra sobre el altar.
La misa de reapertura llenó de alegría a muchos vecinos que se acercaron para conocer de primera lo que ocurría, ya que en la entrada se encontraba el alcalde, representantes de la Policía Municipal y la Comisión de Emergencias, así como diferentes fuerzas vivas del cantón.
La fiesta por la reapertura del templo es el preámbulo para celebrar los 60 años de cantonato que se acercan.