En el marco del mes dedicado a la Mujer, el AYA realizó un reconocimiento a dos de sus funcionarias: a una por su constancia y a otra por su capacidad de superación.
Marjorie Ugalde Barboza ingresó a laborar al AyA en enero de 1987, cuando la institución se recuperaba de una intervención y era urgente poner manos a la obra para renovar procesos, entre esos, el que se conoce como “Cobros Especiales”.
“Cuando llegué a esa unidad, que se encarga de atender a las instituciones de Gobierno, había mucho desorden, con pendientes muy altos. Pero hoy, las cuentas están al día”, comentó con orgullo Ugalde, cuya formación profesional es del área de Economía.
AyA cuenta con casi 4.000 personas trabajadoras, de las cuales, aproximadamente un 80% son hombres y un 20% son mujeres. Esto se debe a que una mayoría de las plazas corresponden a puestos técnicos y operativos.
El aporte de las mujeres ha sido muy importante y Ugalde es ejemplo de ello. Treinta y cinco años después de ese primer día en el AyA, y con tres hijos adultos, doña Marjorie se acogerá a su pensión este año.
“Nuestra institución se ha ido abriendo cada vez más a la presencia femenina, pasando de concentrar su participación en procesos secretariales o de atención al cliente, a otras plazas especializadas y operativas”, indicó Tomás Martínez, presidente ejecutivo del AyA.
Para muchas, tener un trabajo no significa el final del camino, sino el inicio. Así lo ha demostrado Flor Morales Segura, mujer indígena bribri, quien ha combinado su trabajo como asistente administrativa con sus estudios en Derecho.
A sus 40 años, dos hijos adolescentes y responsabilidades como cabeza de hogar, doña Flor recientemente se graduó como bachiller y está próxima a realizar el examen para colegiarse como abogada.
“Quisimos aprovechar para recordarles a todas las niñas y jóvenes que hay muchos caminos para que ellas puedan alcanzar sus sueños. Ojalá, muchas puedan llegar a realizarlos como parte del AyA”, aseveró el jerarca del AYA, Tomas Martínez.