Siempre despedir a un ser querido que parte al regazo del Padre es doloroso, pero lo es aún más cuando por diferentes razones, los dolientes no pueden despedirse del fallecido, y esto es lo que incrementa el sufrimiento de quienes pierden un familiar por covid, así como las estrictas medidas de bioseguridad que se deben mantener.
No podrán abrazar el cuerpo, besarlo o siquiera tocarlo. Una vez entregado el ataúd irá sellado, así lo establece el Lineamiento Nacional para la Manipulación y Disposición final de cadáveres con diagnóstico y sospecha de Covid, con el propósito de evitar el contagio del personal que se encargue del cuerpo, así como los familiares.
SI FALLECE EN EL HOSPITAL SOLO UN FAMILIAR LO VERÁ
Cuando la persona fallece en el hospital o clínica, será el personal de enfermería los encargados de depositar el cuerpo del fallecido en dos bolsas de embalaje para cadáveres de bioseguridad grado 3 en el sitio de fallecimiento. Después de sellar cada bolsa, se debe desinfectar.
Cuando está lista la segunda bolsa, se rotula como material infeccioso y se le agregará la identificación del fallecido utilizando esparadrapo, colocando nombre completo, número de cédula, número de cama, número de paciente, o el mecanismo utilizado para la identificación cadáver disponible según sea el caso.
La etiqueta de las mujeres será en color verde y la de los hombres en azul. El cuerpo debe trasladarse en máximo dos horas a la morgue, y debe coordinarse para que los pasillos estén despejados de manera que no se topen con ninguna persona al momento del traslado.
En los lugares donde cuenten con cámara fría se coloca inmediatamente el cuerpo allí, donde no se cuente con ello, debe entregarse el cuerpo a la familia a la brevedad.
Una vez en la morgue del hospital o centro médico donde falleció la persona, se permite el ingreso de un solo familiar, utilizando equipo de protección personal que incluye mascarilla quirúrgica, guantes y bata desechable, equipos provistos por el personal de la morgue.
No podrá tener contacto físico con el cadáver, se descubre la bolsa negra en la parte del rostro, pero no le quitan la bolsa transparente. Solo cuenta con 15 minutos para el reconocimiento y despedida. De manera que debe decir adiós a su padre, madre, hermano, esposo o hijo a través de una bolsa plástica transparente, sin poder abrazarlo.
Pasados los quince minutos para despedirse, la bolsa negra se vuelve a sellar y desinfectar, antes de entregarlo al personal de la funeraria que se encargará de dar sepultura al cuerpo.
Todo el personal funerario deberá portar equipo de protección personal, esto significa que el cuerpo del fallecido no se trasladará en los hombros de quienes lo aman, sino que lo llevarán desconocidos, cubiertos con guantes, mascarilla quirúrgica y bata desechable en todo momento.
El féretro será sellado con clavos por parte del personal de las funerarias en el sitio de entrega, y el mismo será el utilizado para la inhumación, es decir no se podrá cambiar el ataúd utilizado.
No necesitan usar equipo de protección personal los conductores o pasajeros de los carros fúnebres utilizados para recoger restos humanos, siempre que no manipulen el cadáver.
Posterior a la entrega del cadáver, se deben desinfectar adecuadamente todas las superficies de la morgue hospitalaria o del centro de salud en donde permaneció el cadáver utilizando la solución desinfectante de uso hospitalario o con una solución de hipoclorito sódico al 0.1% o etanol entre 60 y 70%. Desinfectando el área en donde permaneció el cadáver pisos y paredes, el equipo instrumental utilizado y la camilla donde permaneció el cadáver. Una vez desinfectado el espacio, puede volverse a utilizar el espacio y la camilla.
De la misma forma deberá hacerse con el carro de la funeraria utilizado para transportar el cuerpo y las áreas donde haya permanecido el féretro.
Si la familia lo desea puede realizar la tradicional vela para rendir tributo al ser amado que parte, siguiendo todos los protocolos de desinfección del lugar. Pero el entierro o incineración debe realizarse máximo 24 horas después de la hora de la muerte.
Al estar cerrados los templos tanto católicos como evangélicos, cristianos y otras religiones por disposiciones del Ministerio de Salud, no habrá ceremonia religiosa en un templo.
Si el cuerpo es incinerado, las cenizas pueden manejarse sin ningún cuidado adicional, ya que no existe riesgo de contagio.
En el caso de personas que fallezcan de covid y su cuerpo no sea reclamado por un familiar en esas 24 horas, el propio hospital podrá gestionar de inmediato los trámites para el entierro del cadáver, tanto con nacionales como con extranjeros.
Los cuerpos de personas extranjeras que mueran en el país de covid no pueden ser repatriados, lo que sí se permite es la incineración y luego repatriar las cenizas.
¿Y SI FALLECE EN LA CASA?
En el caso de las personas que fallecen en la casa y se determina que es por covid, el cuerpo debe mantenerse aislado hasta que llegue el personal del centro funerario con el equipo de protección personal. Los familiares no deben acercarse al cadáver ya que pueden contagiarse del virus y aumentar la tragedia.
La empresa funeraria deberá embalar el cuerpo en el domicilio con los mismos cuidados, en una bolsa transparente y luego una negra, impermeable sellada, nivel de bioseguridad 3. Allí mismo coloca el cuerpo en el ataúd que será sellado.
El propietario de la vivienda donde falleció la persona tendrá que desinfectar por completo la habitación donde el paciente estuvo aislado y todos los lugares en donde permaneció, tomando todas las medidas de protección personal. Quienes realicen ese trabajo deberán utilizar mascarillas, guantes y lentes de seguridad, y se debe limpiar toda la superficie del lugar con una solución de hipoclorito sódico al 0.1% o etanol entre 60 y 70%, según las recomendaciones. Y se deben lavar todos los insumos utilizados al finalizar la desinfección.