El fruto del esfuerzo del Comité Pro-Restauración del Templo de San Pablo, así como de las Hermanas Misioneras de La Asunción, que resguardan esta joya ya es palpable, dado que este mes iniciaron los trabajos de restauración de la centenaria edificación, cerrada desde el 2012.
Sor María Molina, encargada de la comunidad Hermanas Misioneras de La Asunción agradeció a todo el pueblo de San Pablo que de diferentes formas apoyó el proyecto, desde quienes compraron tamales cuando iniciaron la recaudación de fondos hace ya varios años.
El templo requiere una inversión que supera los 200 millones de colones para poder abrir sus puertas, trabajos que incluyen el reforzamiento de sus columnas y el cambio del sistema eléctrico.
Con mucho esfuerzo con las ventas de comidas y bingos, las misioneras lograron recaudar lo necesario para realizar los estudios, planos y costear los permisos para hacer los trabajos, fue así como descubrieron que se enfrentaban a un reto enorme.
Con el impulso del Comité Pro-Restauración, encabezado por mujeres empresarias comprometidas con la causa continuaron las actividades, la más importante de ellas, fue la rifa de un vehículo y por varios meses, se dedicaron a tocar puertas para colocar las acciones.
Cada acción estaba numerada con su serie, hasta por sus redes sociales colocaron acciones, ya que el costo de cada acción era de dos mil colones y con eso podían ganarse el vehículo, además de otros premios por cerca de dos millones, como viajes y electrodomésticos.
La caridad de las misioneras fue premiada, ya que el número favorecido quedó en sus manos, y desde ese momento el automóvil es una herramienta fundamental para el trabajo que realizan, ya que ellas se hacen cargo de atender a niños en condición de riesgo en diferentes partes del país.
Tras obtener los permisos de la Oficina de Patrimonio y de la Curia Metropolitana, a inicios de noviembre arrancaron los trabajos de restauración, que incluyen sustituir las columnas que sostienen el templo, ya que están muy deterioradas.
Por el modelo de construcción estas columnas no tienen bases, son horcones de cedro o roble canteados, que han sostenido el templo desde hace ya 164 años ya el paso del tiempo las ha debilitado y era urgente la intervención o el templo corría el riesgo de venirse abajo.
El proceso para recuperar el templo incluye la sustitución, pero manteniendo su diseño, su color, su forma, todos los detalles se cuidan al momento de realizar los trabajos, por ello, hasta los ladrillos que se retiran para trabajar en las columnas son numerados y ordenados para volver a colocarlos en la misma posición que estaban. Y es que sus pisos de ladrillo fueron colocados en 1864 y mantienen su belleza gracias al esmero de las monjas.
La empresa que realiza los trabajos cuenta con amplia experiencia, es la misma que realizó las obras en el templo Inmaculada Concepción en Heredia centro. Y las obras son supervisadas regularmente por funcionarios de la Oficina de Patrimonio.
El templo conserva imágenes de madera de gran valor histórico, como el Cristo que con sus brazos abiertos en la Cruz ha contemplado el paso de generaciones de pableños a lo largo de casi dos siglos, muchos fueron bautizados allí, realizaron la primera comunión o se casaron en el templo viejo, como se le conoce en San Pablo.
Precisamente por que el templo es parte de la historia de San Pablo, el Comité Pro-Restauración no ha cesado en sus labores para recaudar los recursos necesarios para iniciar las obras, aún queda pendiente una tarea importante por delante, ya que se requiere la pintura, y otras obras menores pero importantes para devolverle a la comunidad el templo con toda su belleza.
Las cuentas del Comité se mantienen abiertas para recibir donaciones, al igual que las puertas del convento, al lado del templo, donde pueden llevar cualquier aporte para seguir trabajando como las hormigas, que ha sido su lema, hasta completar lo necesario para que el templo esté totalmente restaurado.