Laura y Claudia son dos valientes y luchadoras mamás que encontramos en el servicio de Hemodiálisis del hospital Calderón Guardia, ambas están a la espera de un trasplante de riñón y en el centro médico son consideradas un milagro pues tuvieron a sus hijas siendo pacientes de hemodiálisis.
Laura Vásquez, de 33 años, es vecina de Guadalupe y madre de cuatro menores. Cuando esperaba a su última hija, llamada Mariángel, y que hoy tiene tres años, le dieron la noticia que debía recibir un trasplante de riñón pues a los dos meses de embarazo le detectaron que sus riñones no funcionaban adecuadamente.
Esta valerosa mujer tomó sus pertenencias, a sus hijos, y decidió trasladarse, desde su natal Golfito, hasta San José para poder recibir el tratamiento de hemodiálisis y que hoy le permite continuar atendiendo a sus hijos de 14, 13, 11 y tres años. Mariángel, la menor de todos, nació antes de tiempo pero eso no la ha detenido para tener un desarrollo normal y actualmente se encuentra muy bien de salud.
Laura dice que estar embarazada y recibir hemodiálisis fue un mar de emociones, sentimientos y de miedo, no solo por su salud sino por la de su bebé; saber que dependía de una máquina para que las dos sobrevivieran la tenía en zozobra pero a la vez le daba la esperanza para seguir adelante.
Esta golfiteña agradece a la institución y a todo el personal médico, de enfermería y de apoyo por el soporte que le han dado en todo el proceso y porque que no la han dejado sola en esta situación para poder continuar disfrutando de su bebé.
Ella debe realizarse dos veces por semana el proceso de hemodiálisis, durante tres a cuatro horas, y luego sale a realizar su vida normal. Laura aprovechó la oportunidad para instar a la población a fin de que donen órganos, “donar es vida, vida para tantas personas que lo necesitan y que lo agradecerán eternamente”.
Por su parte Claudia Mayorga Jirón, de 41 años, tiene pocas semanas desde que nació su bebé, hace apenas un mes y siete días. La niña, de nombre Itzayana, nació de 28 semanas, pesó 1 270 gramos y en este momento permanece internada en neonatos, ganando peso, según contó su mamita.
Claudia ya le ha podido cambiar los pañales a su hija, la ha podido alzar y sus ojitos expresan un gran amor al verla, algo que puede hacer luego de estar de tres a cuatro horas en el proceso de hemodiálisis.
Esta mujer, madre también de otra niña de 10 años, expresó que fue muy difícil enterarse de su verdadero estado de salud y poder explicarlo a su hija, a quien nunca le ha ocultado la realidad. A raíz del embarazo se dio cuenta de la enfermedad, empezó con citas cada ocho días con el médico especialista en Nefrología y conforme le fue avanzando su padecimiento la internaron por una preeclampsia y le realizaron una cesárea de emergencia.
Claudia estuvo internada 22 días luego de tener a la bebé. Ha recibido transfusiones de sangre y dice todo para ella fue muy rápido entre el embarazo y la enfermedad, ya que su diagnóstico se realizó apenas hace tres meses.
La mujer confiesa que todo el proceso le causó mucha inquietud, mucho miedo porque el embarazo era de alto riesgo, pero que su fe y el apoyo de la institución culminaron en el nacimiento de su bebita y que hoy mantienen a ambas con vida.
Claudia hizo un llamado a la población para que se acerque a donar órganos y aunque admite que le ha costado mucho comprender su situación, dice que se ha apoyado en sus compañeros de hemodiálisis y aprende de Laura quien con su experiencia le da fortaleza para seguir adelante en este proceso para poder ver a sus hijos crecer.
Ambas madres coinciden en los días de sus tratamientos, dos veces por semana, y están a la espera de un donante de órganos compatible para que se les realice el trasplante. Las mujeres agradecen a Dios, a la vida y a la institución el trato que han recibido y que les ha permitido una vez más celebrar un día De la Madre al lado de sus tesoros más grandes; sus hijos.