TERREMOTO LAS DERRUMBÓ, PERO RESURGIERON CON MÁS FUERZA

Jennifer Segura se encarga de atender el negocio de ambas, Rincón Dulce, ubicado sobre la carretera en Los Cartagos de Santa Bárbara.

Doña Patricia Araya y su hija Jennifer Segura vieron como con el terremoto de Cinchona se vinieron al suelo sus sueños, ya que no solo su casa quedó destruida, sino también el cultivo de fresas que habían iniciado con sus ahorros.

En medio del dolor y el desconsuelo por lo que había ocurrido en su pueblo, se armaron de valor y se reinventaron, no sin muchos tropiezos en el camino, pero como recuerda Jennifer hubo personas que les ayudaron.

Doña Patricia se encarga de atender el cultivo de moras, su hija también le ayuda cuando el local está cerrado.

“Hace diez años mi mamá más de una vez fue a la Municipalidad con los permisos a que le ayudaran para poder levantar aquí el puestito para vender las cosas que hacemos, y no le daban una respuesta, porque nos faltaba la firma de un abogado, fue muy difícil, pero lo que hoy tenemos es gracias al empeño de mi mamá, una mujer  que no se da por vencida”, comentó Jennifer mientras atendía el puesto a la orilla de la carretera en Los Cartagos.

“Las eras donde estaban sembradas las fresas prácticamente quedaron vueltas, como la tierra se movió, quedaron totalmente dañadas, no se pudo rescatar nada”, comentó doña Patricia quien permanecía cuidando el cultivo de moras, unos kilómetros más abajo, donde alquilan un terreno para sembrar moras y uchuva donde llega desde las primeras horas de la mañana y en ocasiones, se va de noche espantando los pájaros para que no dañen las moras.

Madre e hija se complementan para sacar la tarea y salir adelante con el emprendimiento, ya que doña Patricia recuerda lo difícil que fue su juventud trabajando para otra persona en una ganadería, en cambio ahora, aunque pasa todo el día trabajando muy duro está haciendo lo que ama y lo disfruta.

Las moras les devolvieron la ilusión, luego de haber perdido el cultivo de fresas por el terremoto de Cinchona.

“Mi hermana y yo éramos muy jóvenes y teníamos que ir a las 3 de la mañana a arriar ganado, y como éramos las más jovencillas nos trataban mal, pero hace añales, de eso, porque toda la vida trabajamos en agricultura”, comentó.

Su familia fue la primera en cultivar moras en Los Cartagos, donde las fresas son el principal producto, con el propósito de diferenciarse y lo lograron, ahora tienen unas tres mil plantas de mora

Ellas se encargan de apodar, atomizar, desyerbar, cosechar, empacar y vender. Todo el proceso con la satisfacción de hacer lo que aman.

“Empecé con mi exesposo y aprendí con él el cuidado de las moras, ahora tengo mi propia plantación de unas matas, el sueño es llegar a tener una empresita de jaleas para hacerlas con más comodidad, porque este año por la pandemia perdimos mucha fruta y de la mejor, porque no teníamos como congelarla para procesarla después”, detalló.

Y es que además de vender la fruta fresca, también elabora panes, mermeladas y postres, todos los ofrecen en su local Rincón Dulce, o pueden contactarlos por redes sociales donde los encuentran con Rincón Dulce Costa Rica, o al teléfono 2101-8263

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