En los años 80, ante la crisis por la caída de la exportación de flores, que era la principal fuente de empleos en Vara Blanca, los productores, aunque temerosos, se animaron a probar con un nuevo cultivo: las fresas.
Y ese pequeño fruto rojo, con el paso de los años se convirtió en la clave para sacar adelante la economía de la zona. Actualmente tienen sembradas 23 hectáreas y 32 familias se dedican a su cultivo, según detalló Rodrigo Kohlmann, especialista del MAG en la zona que tienen un contacto permanente con los productores.
“Ha habido problemas con algunas plantas y los productores han optado por importarlas de Chile, Estados Unidos o España, vienen listas para siembra, les ofrece a los productores mejor calidad de fruta y más sanidad, porque vienen certificadas no tienen problemas fitosanitarios y es más longeva y más productora, por ejemplo, con un buen sistema de hidroponía pueden llegar a producir hasta por 2 años, se reduce un poco más en suelo, como año y medio, y a campo abierto se reduce aún más”, comentó el especialista.
Detalló que prácticamente toda la producción de fresa de Vara Blanca se hace en ambientes controlados, y la comercialización la realiza directamente cada productor. Algunos venden a empresas comercializadoras y supermercados, otros lo hacen directamente en las ferias y algunos venden el producto final a otros productores de la zona que tienen clientes con gran demanda.
“PASE DE ROSAS A FRESAS”
Don Rodrigo Calderón, es uno de los productores que vivió esta experiencia, ya que trabajaba sembrando rosas cuando las jardinerías quebraron.
“Cuando el apogeo de las jardinerías todos estábamos muy bien, había mucho trabajo en la zona, pero cuando empezaron a quebrar empieza uno a pensar que hago, fue cuando empezamos a incursionar con la fresa. Por muchos años el MAG nos ha apoyado con capacitación, pero cada agricultor fue el que decidió tirarse al agua por su cuenta”, recordó.
Ya tiene más de 30 años de cultivar fresas, y en el proceso labora su familia, algunos se encargan de la separación y empaque del producto que llevarán a las ferias del agricultor.
Se caracteriza por buscar productos de mejor calidad y fue así como incursionó junto a otros productores, a cultivar en invernaderos para proteger los cultivos, y más recientemente bajo el sistema de hidroponía.
“Hortifruti es muy exigente, ellos pagan por calidad, y entonces nosotros debemos ir viendo como damos la calidad, cómo ser más eficientes en los cultivos. Ha sido un aprendizaje incluso nos ha ido ordenando, porque nos ha ido guiando para ser agricultores distintos al fresero que normalmente éramos”, comentó.
Con la mejora en sus cultivos, no descarta en algún momento llegar a exportar el producto en caso de que el mercado nacional deje de ser rentable. “No nos vamos a maniatar a un mercado, no sabemos a qué nos van a llevar los cambios que estamos haciendo”.
Cuenta con cerca de cien mil plantas cultivadas en más de una hectárea, de diferentes variedades y bajo diferentes sistemas de producción, como parte del proceso de mejora.
“EMPECÉ TRABAJANDO EN FRESALES”
Gregory Herrera inició en agricultura con fresas. Desde muy joven trabajó en algunos fresales y cuando tuvo oportunidad inició con su propio emprendimiento, donde actualmente participan varios miembros de su familia, y confía que sea mantenga como un negocio familiar que les de sustento por muchos años.
Precisamente por ello se esfuerza en probar nuevas especies que le permitan tener productos más grandes, de mejor calidad y sabor.
“Tengo 25 años de sembrar fresa, para nosotros es un negocio sostenible. Tenemos una empresa familiar. Aquí trabajamos todos desde hermanos, ahora sobrinos y todos acá en la finca”, explicó.
Los esfuerzos por mejorar su producto le permitieron vender su producto a Hortifruti y asegura que ha sido clave para mejorar.
“Hortifruti ha sido la base por lo que hemos implementado nuevas variedades con mejores tamaños, fresa más competitiva y hemos ido aprendiendo conforme han pasado los años, porque aquí nadie ha estudiado para esto. Nosotros nos hemos ido preparando solos. Hemos tenido muy buen respaldo del MAG prácticamente han estado de la mano, con capacitaciones, asesorías, ayuda, han llevado plantas al laboratorio para ver las enfermedades que se estaban dando, por eso ahora pasamos a la hidroponía por los problemas que se estaban dando con el cultivo en el suelo”, detalló.
Pese a los esfuerzos por mejorar sus productos y ofrecer mayor calidad, ahora tiene una nueva preocupación, y es el cobro del Impuesto de Ventas, porque considera que eso va a hacer que las personas compren menos, porque van a tener que pagar más.