El campo la apasiona, por ello cuando tuvo la oportunidad de estudiar en la universidad no dudó en elegir Agronomía, y en su último año en la Universidad de Costa Rica Laura Morgan se enamoró de la hidroponía.
Desde ese momento comenzó a practicarla en su casa y transmitió esa pasión a su familia. Su papá la apoyó para iniciar en su terreno en San Rafael de Heredia un cultivo hidropónico.
Inició con 48 metros cuadrados hace 11 años, ella misma preparó las condiciones para sembrar, el vivero, el sistema de riego y alimentación de las plantas, el cual hoy puede programar incluso desde su teléfono.
Ya es una experta que ha logrado superar muchos problemas con el paso de los años, problemas que son comunes a la mayoría de los productores; sin embargo, es un ejemplo, de cómo los jóvenes pueden construir sus propios proyectos de vida sin sufrir por el desempleo que afecta al país.
Actualmente combina su trabajo en la finca, la siembra, la cosecha y la venta de lechuga, con las labores de madre, ya que tiene una hija de 3 años. También cultiva apio y culantro, pero no siempre, todo en un espacio que es parte del cafetal de su familia.
“Ha costado, el trabajo no es porque sea muy duro, es más que todo de constancia. Pero a veces uno ve que por ser mujer no le dan mucha importancia, lo he sentido”, comentó Laura, quien aplicó los conocimientos adquiridos para ofrecer un producto de excelente calidad cultivado por ella en su vivero de dónde trasplanta, espera 5 semanas para cosechar. Al inicio ella misma salía a vender, hoy ya cuenta con una persona que le ayuda y distribuyen contra pedidos.
“En cuanto a mercado la gente no conoce mucho lo que es hidropónico en las verdulerías y a veces en algunos restaurantes. No es lo mismo producir en tierra que hidropónico y cuesta que se lo tomen en cuenta a la hora de vender, pese a que tiene un manejo diferente y condiciones diferentes para el consumidor”, detalló.
Ella es un ejemplo de cómo los jóvenes que no le dan la espalda al agro pueden salir adelante, mantener sus familias y generar empleo para otras personas con sus propios emprendimientos dónde ponen en práctica los conocimientos adquiridos en las aulas, y sentirse orgullosos de seguir siendo campesinos.
Hoy por hoy, además es miembro de la junta directiva del Centro Agrícola Cantonal de San Rafael para apoyar a los productores, quienes, como ella, luchan por abrir mercado para los productos que con mucho esfuerzo cosechan día a día y superar los diferentes problemas que enfrenta la agricultura.
“Yo llego a la finca a las 6 de la mañana todos los días, dejo a mi bebé dormida con mi mamá que la cuida, y paso aquí hasta las 2 de la tarde, también le dedico tiempo al Centro Agrícola, y busco pasar la mayor parte del tiempo posible con mi hija”, comentó.